Joel Cagua no sabe de límites y es un goleador pese a su discapacidad



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Corre apasionado tras el balón y patea con fuerza hacia el fondo de las redes. Ha llegado a anotar hasta trece goles en un campeonato de fútbol y gusta usar el número diez en su camiseta.

Prefiere estar en la posición de delantero. Domina muchísimas técnicas y le gustaría ser entrenador de fútbol, porque está consciente que por su condición, no podrá ser jugador profesional.

Joel Cagua Verdezoto ha alcanzado todos esos logros y habilidades, a pesar del 83 % de discapacidad física que tiene desde su nacimiento.

Tiene 17 años, a pesar de que los médicos le dijeron a su mamá, Yuri Verdezoto, que probablemente no sobreviviera más de cinco años.

Joel no tiene dedos pulgares, sus piernas y sus manos están totalmente deformadas. Tiene también una gran desviación en su columna.
Le tocó ser uno de los cien mil nacidos vivos que llegan al mundo con el síndrome de Holt-Oram.

La revista médica Ophranet lo clasifica como “un síndrome genético con defectos de reducción de las extremidades, caracterizado por anomalías esqueléticas y defectos cardíacos congénitos de gravedad variable”.

Los primeros años de vida de Joel fueron difíciles. Su padre biológico se separó de su madre, y desde allí ella luchó el doble por que pequeño.
Las citas médicas eran frecuentes y debió someterse a cuatro intervenciones quirúrgicas.

EL FÚTBOL. Cuando Joel tenía 7 años de edad conoció al nuevo compromiso de su mamá: Ricardo Cuero. Para él, es su padre.
Cuero era profesor de fútbol y tenía otro hijo, de prácticamente la misma edad de Joel. Asegura que ambos niños jugaban todo el tiempo y siempre se llevaron bien.
Comenzaron a ‘pelotear’ con un balón y poco a poco aprendieron muchas técnicas.

Joel practicaba incansablemente, hasta que logró apoyarse en la parte exterior de sus pies y en una rodilla para poder correr por las canchas.
Dominó la pelota y actualmente le sale ‘la chilena’ perfecta y hace cascaritas.

Hace unos ocho meses ingresó a entrenar en la escuela de fútbol Cruzeiro, que funciona en la cancha La Tri. De 16h00 a 17h00 juega con sus compañeros y perfecciona sus habilidades.

Su padre, Ricardo Cuero, asegura que tiene un buenísimo dominio de las técnicas de fútbol, por lo que, sin duda alguna, si se lo propone, Joel logrará ser un gran entrenador.

En la actualidad, ha participado en algunas competencias, donde ha quedado como goleador.
Su limitante es la velocidad, pues su discapacidad le impide avanzar con rapidez.

Hoy, a sus 17 años, Joel sonríe, es feliz, le dice a su madre que la ayudará siempre y estará ahí para ella.

Cuida muy bien a Camila, su hermana menor. Tiene una gran autoestima y confiesa que no quiere someterse a más operaciones para corregir su postura o sus extremidades.
“Si Dios me mandó así al mundo, es porque tengo mi objetivo”, mencionó.
Sus amigos lo respetan mucho y le temen cuando llega a sus pies el balón, porque pocas veces falla cuando patea hacia la portería.



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