Etiopía rechaza acusaciones de “limpieza étnica” en el conflicto de Tigray



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"Nada durante o después de la operación principal de imposición del orden en Tigray puede ser identificado o definido, bajo ningún estándar, como una limpieza étnica dirigida e intencional contra nadie", señaló el Ministerio de Asuntos Exteriores etíope este sábado en un comunicado.
El Ejecutivo liderado por Abiy Ahmed, primer ministro etíope, rechazaba así la reciente postura pública del secretario de Estado estadounidense, Antony J. Blinken, quien en una comparecencia ante el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso el pasado miércoles había hablado expresamente de actos de limpieza étnica cometidos en Tigray al repasar el conflicto y pedir la retirada de las tropas.
"Las alegaciones, acusaciones directas, de hecho, de limpieza étnica de tigriños del secretario de Estado estadounidense Antony J. Blinken durante su declaración ante el Comité de Asuntos Exteriores del Congreso el 10 de marzo de 2021 son un veredicto infundado y espurio contra el Gobierno de Etiopía", remarca el texto.
Adís Abeba acusa al funcionario estadounidense de exagerar y recalca que el Gobierno etíope se ha posicionado "inequívocamente" a favor de una investigación exhaustiva de las presuntas atrocidades ocurridas en Tigray, que implican no solo a Etiopía sino también a la vecina Eritrea.
Pese a la vehemente respuesta, Etiopía hizo también hincapié en su intención de mantener las "importantes relaciones bilaterales" entre ambos países y de seguir trabajando con el Gobierno de Joe Biden en los próximos años.
 
POSIBLES CRÍMENES DE GUERRA, SEGÚN LA ONU
Las críticas y denuncias internacionales sobre la situación en Tigray no dejan de crecer.
La pasada semana, la ONU reveló que ha reunido y analizado información que evidencia que se estarían cometiendo crímenes de guerra y contra la humanidad en Tigray.
Los responsables de tales hechos serían por un lado las fuerzas armadas de Etiopía, pero también el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (FLPT), fuerzas de Eritrea (país fronterizo), así como combatientes de la región vecina de Amhara y milicias afines, que apoyan al Gobierno.
En los meses precedentes ya habían llegado acusaciones similares desde organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI), que emitieron informes sobre matanzas y violaciones de mujeres en la zona.
El conflicto de Tigray estalló el 4 de noviembre después de que el Gobierno central atacara al FPLT, en represalia por una agresión de fuerzas tigriñas a una base del Ejército etíope en ese territorio.
El 28 de noviembre, tras la toma de la ciudad de Mekele, el Ejecutivo de Abiy Ahmed (quien fue Nobel de la Paz en 2019) anunció el final de la ofensiva armada, pero las hostilidades continúan y la situación de los civiles es precaria al no poder recibir ayuda humanitaria.
El Gobierno mantiene aislado Tigray y, hasta el momento, ha rechazado los llamamientos de la ONU y de numerosos países para permitir la entrada de personal humanitario y de expertos que puedan comprobar qué ocurre con una población local, de unos cinco millones de personas. EFE



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