El comercio revive con el regreso a clases



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la vuelta a clases no solo levanta a los padres de familia y a los estudiantes, también a los comerciantes.
El trajín de las mañanas y el mediodía volvió a la avenida Clemencia de Mora, específicamente afuera de la Unidad Educativa Mariano Aguilera.
El regreso de los alumnos a las aulas, como en toda zona escolar, ‘alborotó’ el tránsito y reanimó el comercio.  

Lilia Vayas siente alivio, porque sabe que poco a poco podrá recuperar lo que perdió en dos años a causa de la pandemia del coronavirus.
Ella tiene un local de papelería, frente a la escuela, y manifiesta que fueron dos años sin trabajar, y durante este tiempo se dedicó al hogar. Hace unos meses empezó a abastecerse para surtir su papelería. “La expectativa es alta”, indicó la mujer.
Ella ya lleva unos doce años en este oficio.

A Darwin Vega también le tocó ‘madrugar’. Él tiene un local diagonal a la Unidad Educativa Ciudad de Caracas, donde además de útiles escolares ofrece confitería y demás golosinas.
“Se puede decir que ya todos están reactivados al cien por ciento”, menciona, sin embargo con eso no quiere decir que están recuperados.
A las seis y media ya abre el negocio, pues las ventas son en horas específicas y en el ingreso a clases llegan los primeros clientes, algunos para comprar algún lápiz, hojas o esferos y otros para el recreo.

En su caso cuenta que debieron invertir y se endeudó con un crédito, pues las estanterías estaban vacías y debía surtirse, el dinero no lo tenía, por ello la opción era buscar financiamiento. Igual que Darwin muchos hicieron lo mismo y ahora deben redondear las ganancias para quedar bien con los pagos.

> A PAGAR ARRIENDO. Desde hace seis años Rosa Zambrano se dedica a la misma actividad que Lilia y Darwin.
Ella recuerda que con la cuarentena del 2020 debió cerrar el local, en la avenida Clemencia de Mora, pero el dueño del establecimiento apenas le dio tres meses de plazo para que se pongan al día con el arriendo y debieron buscarse la manera para seguir pagando.
“Más de un 30 por ciento redujeron las ventas, esperemos que retomemos la normalidad, está bastante crítica la situación”, indicó la señora quien ofrece servicio de internet, copias, tareas, emplasticado y demás.
Ella cree que es cuestión de tiempo para que le suban el alquiler.

Guillermo Revelo se entusiasmó con el regreso a clases. En plena pandemia compró una tienda a una señora que ‘se dio por vencida’ en medio de la crisis de esos difíciles meses, pues el covid ‘devastó’ la economía de muchos.
El negocio está ubicado frente al colegio Federico González Suárez, entonces Revelo se propuso a vender lo que podía, y aunque a veces pensó en “tirar la toalla aguanté como macho”, expresa el hombre que debió esperar más de 20 meses para ver si puede tener ganancias.

Pero hasta ahora no le va muy bien, pues afirma que se vende poco, pues los alumnos llegan en taxis o vehículos particulares y casi nadie pasa por la tienda. Por eso él cree que para recuperarse del ‘golpe’ a consecuencia del coronavirus debe esperar todo el año “si no es más”.
Él paga 200 dólares de arriendo y previo a la apertura de las escuelas invirtió mil dólares para llenar sus perchas. Cuenta que el dueño ya le insinuó un aumento, diciéndole que ya volvieron las clases presenciales.

> AMBULANTES. La señora de los mangos volvió a la vereda de la escuela Caracas, también el señor de la Avena Polaca, el de los dulces, de las salchipapas … El comercio revivió.
Esta es una zona de alto flujo vehicular y de estudiantes, por la presencia también de la Unidad Educativa 9 de Octubre, allí hay tiendas, papelerías y venden uniformes.
Los comedores también ven una oportunidad.

Pero son los ambulantes quienes le sacan provecho al regreso a clases, pues ya pueden invertir y vender.
Hay quienes también se animaron a emprender. Es el caso de Sara Almeida, quien cada día debe madrugar a preparar guatita para ofrecer a los alumnos que llegan sin desayunar, para el receso o la hora de salida. Ella llega desde la avenida La Lorena y confiesa que es la primera vez que está en esto y aún no le va como esperaba. Es costurera y también vende faldas de los uniformes.
La competencia es sana, pues dicen que “Dios da para todos”.



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