«Si eres negra, mujer, política y pobre, es cuatro veces más complicado», afirma Anita Caicedo, concejala de Santo Domingo de la mano de Revolución Ciudadana. Esta declaración encapsula su trayectoria y su lucha por la inclusión en la política ecuatoriana. Su camino hasta convertirse en una voz influyente en el Consejo Municipal, refleja un compromiso profundo con la justicia social y la representación de las minorías, dice. Su experiencia personal y profesional ofrecen una perspectiva sobre los desafíos de la inclusión y la gestión pública en su ciudad.
Anita Caicedo y sus inicios en la vida pública
Antes de incursionar en la política, ¿a qué se dedicaba y cómo cree que su experiencia previa la llevó a donde está ahora?
Provengo de un hogar humilde y soy la undécima de doce hermanos. Desde pequeña, el trabajo fue esencial. En 2000, casi al finalizar el bachillerato, me mudé a Guayaquil e inicié periodismo. La enfermedad de mi madre me obligó a regresar a Santo Domingo. Tras intentos fallidos en medios locales, en 2011, José Fernando Guerrero (Lupo Guerrero), presidente de la Federación Deportiva Provincial, me ofreció una oportunidad laboral. Así, en 2011, incursioné en el sector público como secretaria de la Federación Deportiva Provincial.
¿Cómo fue su llegada a la Federación Deportiva y qué sucedió después?
Al llegar a la Federación Deportiva, el pueblo afrodescendiente ganaba visibilidad. Estudiaba periodismo en Guayaquil, pero al regresar, la carrera en la Universidad Luis Vargas Torres cerró. Opté por Derecho, a pesar de la desconfianza de mi madre hacia los abogados. La Federación me abrió puertas por la afinidad con mi jefe afrodescendiente. Sentí la presión de mi primer empleo, pero la responsabilidad de cuidar a mi madre, quien padecía diabetes, me impulsó a superar los desafíos iniciales y a dar lo mejor de mí.
¿Cuánto tiempo estuvo involucrada en el ámbito periodístico?
Mi trayectoria comunicacional inició en la Federación Deportiva. Como secretaria, conduje la primera sesión que condecoró a deportistas destacados de Santo Domingo, conociendo a figuras como el ministro José Francisco Cevallos y deportistas de élite. Johnny Chica, de Radio Festival, me animó a incursionar en la radio por mi voz. Desde entonces, me he involucrado en medios, sin descuidar mi carrera de Derecho ni mi trabajo.
La primera afrodescendiente en la jefatura política
Antes de ser concejal, ¿qué cargos políticos ocupó?
Fui la primera mujer afrodescendiente en ser Jefa Política del Cantón. También fui Directora Jurídica del Hospital Santo Domingo y Analista de Talento Humano del Ministerio de Educación. Posteriormente, ejercí la profesión liberal, me casé y fundé la Red de Profesionales Afrodescendientes de Santo Domingo. En ese período, me dediqué al activismo afrodescendiente, visibilizando las desigualdades que sentía, incluso en el sector público.
¿Cree que la desigualdad aún persiste? Ha mejorado, pero quizás usted lo percibe de otra forma.
Se ha tomado conciencia, sin duda. Sin embargo, el racismo es un problema sistemático y estructural que no desaparecerá de la noche a la mañana.

¿Ha sufrido racismo en los puestos que ha ocupado?
Sí, hasta la actualidad. Hace meses, una colega tomó su cartera de forma evasiva en un ascensor con compañeros afrodescendientes. Esto me hizo sentir impotente. No es ignorancia, sino un reflejo de nuestra sociedad. La gente juzga por el color de piel, la condición social, la vivienda o el teléfono. Decir que el racismo o la discriminación han terminado es falso. Pero tampoco podemos negar los avances. Mi rol como la primera mujer afrodescendiente concejal de Santo Domingo es un paso más en esta lucha.
¿Siempre ha estado vinculada a Revolución Ciudadana?
Sí. La oportunidad de ser jefa política en 2016 surgió gracias a la política de inclusión de pueblos, nacionalidades, mujeres y afrodescendientes de Revolución Ciudadana. Así, bajo la dirección de Líder Olaya (ex gobernador), me convertí en jefa política del cantón por este movimiento.
¿Cómo equilibra su vida personal con la exigente vida política?
Tengo dos hijas. Mi incursión política comenzó en 2008. Mi esposo, a quien conocí entre 2016 y 2017, ya conocía mi compromiso político. Su comprensión es clave, ya que mi vocación va más allá de un gusto; es una reparación y reinserción histórica. Lo involucré en mis temas y le expliqué la importancia de mi labor. Nos casamos entre 2018 y 2019, y hoy tenemos dos hijas.
¿Cuál ha sido su mayor logro como concejal hasta ahora?
Mi mayor logro es impulsar la postulación de Santo Domingo ante la UNESCO como ciudad libre de racismo, discriminación y xenofobia. Es un hito histórico para mí y para quienes luchamos por esta causa. Lamentablemente, a las autoridades actuales les interesan poco estos temas, sin comprender que una ciudadanía consciente de sus derechos es fundamental. Luchar contra corriente fue difícil, ya que la máxima autoridad debía firmar documentos clave, lo cual logré con súplicas. Hoy, como resultado, estuve en Uruguay en mayo, exponiendo la política pública de inclusión de Santo Domingo, temas que a menudo solo importan a los políticos en campaña.
No todos los proyectos de ordenanza han prosperado
¿Cuántos proyectos de ordenanzas ha presentado?
He presentado seis ordenanzas, aunque la ley requiere dos por año. Solo una ha sido aprobada: la reforma a la ordenanza del Directorio del Consejo de Protección de Derechos. Como activista y delegada del Concejo Municipal ante este organismo, promuevo políticas públicas para los 10 grupos de atención prioritaria. También hemos propuesto ordenanzas sobre prevención del embarazo adolescente, exención de impuestos para enfermedades catastróficas, pueblos y nacionalidades, pueblo afrodescendiente, y la ordenanza de Santo Domingo Libre de Racismo, Discriminación y Xenofobia, presentada el año pasado. Actualmente, trabajamos en una ordenanza para crear el museo de Santo Domingo.
A su juicio, ¿cuál es el principal problema que enfrenta Santo Domingo actualmente?
Santo Domingo, al construirse sin planificación, siempre tendrá problemas. Pero el éxito de la administración es satisfacer las necesidades de su pueblo, algo que pocos logran. Los comerciantes ambulantes son un ejemplo. Propuse proteger sus derechos, y me tildaron de populista. Sin embargo, ningún político que aspira a un cargo deja de pedir el voto en la peatonal (3 de Julio). Los desafíos para los alcaldes y concejales son resolver estas grandes necesidades.

Este problema de los comerciantes ha persistido por años, sin resolverse. ¿Qué opina al respecto?
Es cierto que nadie quiere dejar de ser protagonista. Los comerciantes no quieren moverse de la peatonal, pero ¿a dónde irán y bajo qué garantías? Sugiero que su lucha sea política. Si se politiza, el alcalde (Wilson Erazo) podría argumentar que no resuelve el problema por el protagonismo de figuras políticas. Creo que se necesitan espacios de diálogo donde las luchas no se politicen, pero sí cuenten con el compromiso del actor político.
Anita Caicedo y Revolución Ciudadana
Hablemos de su relación con Rafael Correa. ¿Es buena?
Es buena, pues mis compromisos son partidistas, no personales. Creo en un proyecto. Si ser correísta significa reconocer el trabajo digno para los ciudadanos, entonces sí. Una excompañera del Hospital Santo Domingo me escribió sobre el colapso del hospital sin cirugía. Si ser revolucionaria, si mantener una relación con alguien que transformó el país, con aciertos y desaciertos, me hace revolucionaria, entonces me considero rafaelista o correísta, a pesar de cómo nos estigmatizan.
¿No le ofende que le digan «correísta» o «borrego»?
No me ofende. «Borrego» en sentido despectivo sí. Pero como cuando me dicen «negra»: si me lo dicen para recordar mi negritud, me enorgullece; si es por ignorancia, no. Me siento orgullosa de ser parte de un proyecto político que transformó la vida de cientos de miles de personas.
En mayo, la vicealcaldía fue un tema central. Luisa González afirmó que hubo un acuerdo previo para su nombramiento, pero sus compañeros del Concejo cambiaron de opinión. ¿Cómo se sintió?
No le fallaron a Anita Caicedo, le fallaron al proyecto político. A mí me visibilizaron y me dieron la oportunidad de que Santo Domingo escuchara mi voz. Es un proceso estructural, no solo político. La gente estigmatiza la política, pero lo malo es el ser humano de mal corazón. No me sentí defraudada, pues sabíamos que podía pasar. Recibí distinciones, lo bonito de la política, cuando se reconoce el esfuerzo. Si esto se debe a mi negritud, a que mi color o voz generan ruido en sociedades reacias a ver un rostro afrodescendiente, lo acepto. No llegué para ser vicealcaldesa, sino para servir a Santo Domingo.
¿Cuál es su relación con la concejal Clara Hinojosa? ¿Hubo una fractura después de lo ocurrido con sus compañeros de bancada?
Mi relación es buena. No hubo fractura con Clarita. Respeto mucho. Cuando empecé en la federación en 2011, vi mi trabajo como una vitrina para que la gente conociera a Anita Caicedo. No me desgasto en esos temas. Somos compañeras, no mejores amigas; la vida da amistades, la política es distinta. Sé que hay un proceso disciplinario sin resolución.
Luisa González dijo que el alcalde se benefició de Revolución Ciudadana para llegar al poder. ¿Qué opina?
Sí, me hicieron esa pregunta y creo que sí. Pedí el voto por el alcalde. Trabajamos en equipo y creímos en esa propuesta. Negar que nos afecta sería engañarnos. Sin embargo, creo que el perdedor es él. Hoy, la gente se da cuenta de quién nos administra y cómo llegó por segunda vez al Concejo Municipal. No me arrepiento de haber pedido el voto por Wilson Erazo. La ciudadanía sí, y les pido disculpas, pues todos creímos y apostamos por una reelección cuyos resultados son evidentes.
Los ‘espectáculos’ en las sesiones de Concejo
Cada sesión del Concejo parece conflictiva, con gritos y discusiones. ¿Cómo se puede limpiar la imagen del Consejo desde dentro?
La política está devaluada, pero la ciudadanía también debe reflexionar. No queremos un «show» semanal ni políticos pasivos. El alcalde domina el Concejo, aunque el artículo 57 del COTAD nos permite legislar y fiscalizar. Al fiscalizar, como en el caso hipotético del parque Jelen Tenka, el alcalde responde a su antojo. Hay que eliminar candados legislativos y administrativos que frenan nuestro trabajo. Las sesiones se complican: nos convocan con 48 horas, pero el alcalde añade temas clave, como permutas o reformas presupuestarias, con informes de última hora. Esto nos hace ver como «levantamanos» o un mercado ante la ciudadanía. ¿Cómo respondemos a quienes exigen cambios?
Además del tema de los comerciantes, ¿qué otros asuntos han fracturado la relación política en el Consejo?
Existe la presunción de la venta de 50 terrenos que son patrimonio de Santo Domingo. Mi concejalía terminará, y no quiero que me señalen por haber ayudado a Wilson Erazo a vender el patrimonio. Este tema no ha llegado oficialmente a nuestro conocimiento. El martes pasado, se propuso permutar terrenos de cooperativas con los del ISFA en diagonal al Jelen Tenka, a lo que nos opusimos. Son áreas comunales donde la gente soñaba con canchas o parques, y él, en uso de sus facultades, propone permutar, lo cual es similar a vender.
¿Qué opinión tiene del eslogan «Ciudad Moderna» con el que se ha identificado al alcalde en toda su administración?
Es un eslogan de campaña, no una realidad.
Usted mencionaba el tema de los 50 predios, pero también está la construcción de un edificio de parqueaderos en la ex escuela Caracas. ¿Qué piensa de eso?
Me opongo rotundamente. Hace dos semanas, en la cooperativa 20 de Octubre, la gente temía las lluvias y las inundaciones. Imaginen 27 millones de dólares para un parqueadero, cuando nuestra cultura no es esa. La gente prefiere estacionarse afuera que subir a una segunda planta. Aquí surge la pregunta: ¿resuelvo problemas o necesidades? Él justifica la necesidad de crecimiento, pero los problemas históricos de alcantarillado, calles en mal estado e inundaciones persisten. Un alcantarillado no se ve, pero se siente y mejora la vida de los ciudadanos.
¿Cómo está el bloque de Revolución Ciudadana en Santo Domingo? A nivel país, se han visto traiciones y problemas que quizás llevaron a la pérdida de elecciones, ¿o no?
Mi madre siempre decía: «Para conocer a alguien, dale dinero y poder». Para conocer a un político, debe pasar por el poder y su ausencia. Hoy, Revolución Ciudadana sigue fuerte. No tenemos el poder, pero no lo hemos perdido todo. Es normal que haya altibajos. Debemos resistir y demostrar a la comunidad que somos parte de un proceso por convicción, no por emoción.
Anita Caicedo dice que ha construido su propio espacio
¿Otros movimientos han intentado atraerla?
Muchos. Mi historia conecta con el ecuatoriano que se supera, que sabe el valor de la educación, el costo de avanzar, de criar hijos siendo madre soltera. Como dijo Angela Davis: «ser mujer es complicado, ser política es complicado, ser pobre es complicado. Si eres negra, mujer, política y pobre, es cuatro veces más complicado». He construido mi espacio, con 36 años (cumpliré 37 en septiembre), basándome en mi esencia, sin falsas promesas.
¿Uno de sus sueños es ser alcaldesa de Santo Domingo?
No, creo que todo llega a su tiempo. No me desmerezco. Si la oportunidad surge, hay que prepararse. Actualmente, estudio una maestría en Constitucionalismo y Gobernanza Local y quiero aprender inglés. Más allá de desear, hay que trabajar por esos anhelos. No me quita el sueño. Recuerdo cuando llegué de Guayaquil con mi mamá, dormía en el suelo y lloraba. Mi mamá me dijo: «Prepárate para cuando llegue tu oportunidad». En ese camino estamos.
¿Cuánto mide?
Mido 1,78 metros, y mi esposo mide más, así que debo pensar en mis tacos.
¿Es de Santo Domingo?
Soy afro santodomingueña. Me gusta porque en Guayaquil mis compañeros me decían que tenía acento barranquillero. Mi padre es de Esmeraldas del Norte, de Maldonado, y mi madre de Quinindé, pero nací en Los Unificados. Por mi voz, mis compañeros me decían: «Tú eres paisana».