En Maine, Wisconsin y Michigan, así como en provincias de Canadá, vecinos han alertado sobre la presencia de ardillas con tumores cutáneos. Autoridades ambientales confirmaron que los animales padecen fibromatosis de ardillas, enfermedad causada por el leporipoxvirus, que se transmite entre ejemplares de la misma especie y representa un riesgo para la fauna silvestre local.
Los reportes de ardillas con bultos semejantes a verrugas han despertado inquietud en las comunidades donde se han registrado los casos. Las imágenes difundidas por residentes muestran a los animales con masas en distintas partes del cuerpo, algunas con presencia de pus, lo que genera alarma en quienes conviven diariamente con la fauna silvestre en sus jardines y patios traseros.
Según el medio New York Post, los estados más afectados por esta situación son Maine, Wisconsin y Michigan, aunque también se han recibido alertas en diversas zonas de Canadá. Los ciudadanos expresan preocupación por el contacto que estas ardillas puedan tener con sus mascotas y con los comederos de aves instalados en sus propiedades.
Un virus que afecta a ardillas
El biólogo Shevenell Webb, del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Maine, explicó al diario Bangor Daily News que las ardillas presentan fibromatosis, una enfermedad causada por el leporipoxvirus. Se trata de un patógeno que genera tumores fibrosos bajo la piel de los animales, los cuales pueden crecer y multiplicarse en poco tiempo.
Webb indicó que la propagación se da con facilidad en áreas donde la población de ardillas es elevada, comparando la situación con los contagios entre seres humanos: “Es como cuando tienes una gran concentración de personas. Si alguna está enferma, y se trata de algo que se propaga fácilmente, otras se van a contagiar”, declaró.
Aunque la condición provoca un aspecto alarmante en los animales y puede afectar su movilidad o visión, los expertos aseguran que no representa un riesgo directo para los humanos. Sin embargo, las autoridades recomiendan no manipular a las ardillas enfermas ni permitir que mascotas entren en contacto con ellas.
Recomendaciones de las autoridades
La presencia de ardillas en comederos de aves es uno de los factores que puede facilitar la transmisión del virus. Webb advirtió que muchas personas disfrutan de alimentar a las aves en sus patios, pero esta práctica también atrae a roedores como las ardillas, aumentando el riesgo de que se concentren animales infectados en un mismo espacio.
“Como a mucha gente, me encanta observar aves”, dijo el especialista. “Desafortunadamente, puedes atraer a varias ardillas a ese comedero y arriesgarte a que una de ellas tenga el virus”, añadió.
Las autoridades instan a la población a limitar el acceso de ardillas a comederos, evitar dejarlas ingresar en viviendas y, de ser necesario, contactar a las oficinas locales de vida silvestre para reportar casos de animales con síntomas visibles.
Un antecedente reciente con conejos
El hallazgo de estas ardillas enfermas se produce poco después de que se dieran a conocer imágenes de conejos con formaciones tumorales en forma de tentáculos, una condición vinculada al virus del papiloma del conejo de cola de algodón. Este tipo de enfermedades virales en animales silvestres generan impactos visibles en la fauna, pero también representan un recordatorio de la importancia de mantener distancia con especies potencialmente infectadas.
La coexistencia entre seres humanos y fauna silvestre en zonas residenciales plantea retos de salud animal y prevención de zoonosis. Aunque los expertos aseguran que el leporipoxvirus no afecta a las personas, la propagación del virus entre ardillas puede alterar el equilibrio ecológico y afectar a otras especies dependientes de estos ecosistemas.
Alerta en las comunidades por ardillas con tumores
La aparición de ardillas con fibromatosis en EE. UU. y Canadá ha encendido alertas en las comunidades y motivado la intervención de especialistas en vida silvestre. Si bien la enfermedad no se transmite a los humanos, las autoridades recalcan la importancia de no manipular animales enfermos y de reducir prácticas que favorezcan el contacto cercano entre ardillas, como los comederos en patios residenciales.
La situación, sumada a los recientes reportes de conejos con tumores causados por otro virus, subraya cómo los patógenos propios de especies silvestres pueden generar fenómenos llamativos, preocupantes y con repercusiones en el equilibrio de la fauna local.