La noche del 12 de junio de 1962, Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin lograron lo que parecía imposible: escapar de Alcatraz, la prisión más temida y segura de Estados Unidos. Desde entonces, su huida se convirtió en leyenda, un eco persistente que el tiempo no ha logrado silenciar.
Alcatraz, “la Roca”, no era solo una isla perdida en la bahía de San Francisco, sino un símbolo del castigo absoluto, del encierro sin salida. Alguna vez fue una fortaleza durante la Guerra Civil (1861-1865), pero en los años 30 renació como prisión federal de máxima seguridad, diseñada para que nadie saliera jamás.
Entre sus muros estuvieron nombres que estremecían al país: Al Capone, el temido capo de la mafia, y “Machine Gun” Kelly, el secuestrador de un magnate petrolero que terminó tras las rejas con una condena de por vida. Sin embargo, la fama más duradera de Alcatraz no provino de los criminales que albergó, sino de aquellos pocos que, contra todo pronóstico, lograron escapar.
La inteligencia de Morris
Frank Morris, conocido por su inteligencia y su historial de intentos de fuga, comenzó a planear su evasión tan pronto como llegó a la isla. Junto a los hermanos Anglin y Allen West, cavaron pacientemente túneles desde sus celdas, aprovechando la corrosión del salitre y usando herramientas improvisadas: cucharas, motores de aspiradora, hojas de sierra. Para encubrir el ruido, Morris tocaba el acordeón. Música para distraer a todos. Durante meses trabajaron en secreto, hasta que, una noche, llegó la hora.
West no logró salir de su celda, pero Morris y los Anglin escalaron por los corredores de servicio, cruzaron techos, sortearon vallas y, en la costa, inflaron una precaria balsa hecha con impermeables robados. Luego, se perdieron en la oscuridad de las aguas heladas. Días después, la Guardia Costera encontró un remo y algunas pertenencias. El FBI cerró el caso en 1979 y los dio por muertos, pero nunca apareció un cuerpo. Y el eco del misterio siguió resonando.
La carta de uno de los prófugos de Alcatraz
En 2018, una carta supuestamente escrita por John Anglin sugirió que sobrevivieron. Y en 2022, el Servicio de Alguaciles publicó imágenes generadas por computadora mostrando cómo se verían hoy. La historia no deja de resurgir, alimentando teorías, películas y obsesiones.
Ahora, más de seis décadas después, Alcatraz vuelve a ser noticia. El presidente Donald Trump propuso reabrir la prisión como “símbolo de ley, orden y justicia”. En una era donde las ideas extremas retumban en las redes sociales, su llamado busca convertir una reliquia turística en una cárcel para los criminales más peligrosos. La propuesta ha encendido el debate: ¿volverá Alcatraz a ser prisión, o seguirá siendo solo el escenario de una fuga que desafió a la historia?