En el sector Lomas de los Vientos, la inestabilidad del suelo ha complicado el ingreso de maquinaria y drenaje.
El agua estancada y el lodo siguen siendo una pesadilla para las 25 familias que lo perdieron todo tras el desbordamiento de Río de Oro.
La inundación sorprendió a los habitantes de Loma de los Vientos el sábado 8 de marzo del 2025, durante una fuerte lluvia que duró cerca una hora.
Dos días después del suceso, Armando Santana no ha logrado sacar los enseres dañados de su vivienda, ubicada en la parte más baja del sitio. Allí, el agua llegó hasta la altura del pecho, por lo que apenas alcanzaron a salir con sus hijos en brazos para evitar una tragedia.
El personal de la Prefectura de Manabí continuaba sacando colchones, armarios, camas y restos de pertenencias de los afectados. Esto, mientras con maquinaria de la entidad se trataba de avanzar con el drenaje y retiro de sedimentos.
Candy Intriago, de la Dirección de Riesgos y Recursos Hídricos de la Prefectura, indicó que las labores son complicadas por la inestabilidad del suelo, las máquinas se hunden tras varios intentos de ingreso.
La estrategia ahora es atacar desde la parte trasera del canal con equipos más potentes y coordinar con técnicos para un nuevo encauzamiento, se indicó.
Los puntos críticos
La funcionaria explicó que el colapso se debió a obstrucciones generadas por alcantarillas instaladas por propietarios de terrenos y moradores. También se sumó a la acumulación de sedimentos, lo que estranguló el flujo del estero.
A finales de 2023, la Prefectura, en conjunto con el Municipio de Portoviejo, realizó la limpieza del canal, de los cuales 7.8 kilómetros estuvieron a cargo de la entidad provincial.
“El canal quedó libre y listo para evitar incidencias como esta”, afirmó Intriago.
Sin embargo, las acciones de los habitantes al colocar alcantarillas y generar taponamientos posteriores escaparon al control de las autoridades. “Eso es algo que se nos va de las manos; es un tema de concientización ciudadana”, explicó.
El punto más crítico se ubica desde el kilómetro 6 hacia la ciudad, donde asentamientos construidos bajo el nivel de la carretera sufrieron las peores consecuencias.
Se informó que en la parte intervenida por la Prefectura se identificaron tres pases vehiculares. Estos tenían alcantarillas de hormigón de diámetros insuficientes que afectaron el normal flujo del agua que por el canal de drenaje Río de Oro.
Además, los drones y planimétricos muestran que, pese a la limpieza previa, las intervenciones de los moradores revirtieron los avances de la limpieza del 2023.