Manabí es una provincia destacada por su extensión territorial, riqueza cultural y aporte a la economía nacional.
También ha sido reconocida por su gastronomía a nivel de Latinoamérica, donde en cada país habita un manabita.
En octubre próximo un grupo de expertos recorrerá Manabí para valorar su potencial como destino internacional por su cocina.
La candidatura de la región manabita sería la primera de las Américas que concede el Instituto de Gastronomía, Cultura, Arte y Turismo (IGCAT).
Aquello se ha convertido en un verdadero hito para la provincia, y el país ya que sería la primera en lograr dicha certificación.
Con un 7 % de la población del país, la economía de Manabí se basa en los sectores agrícola, pesquero de exportación y turístico.
Sin embargo, es el sector terciario el que predomina, con un notable aporte de la gastronomía, que representa más del 60% del movimiento económico.
La rica tradición culinaria de Manabí no solo es un pilar cultural, sino también un motor económico.
Esta conecta a agricultores, pescadores y pequeños productores con mercados más amplios.
Debido a esto, Manabí se encuentra en su reciente postulación como Región de la Gastronomía Mundial 2026.
Manabí y su fuerte gastronomía que es reconocida
Se trata de una exquisita oportunidad para revitalizar la economía, posicionándose en el mapa global y atrayendo nuevas inversiones en turismo y cultura.
La designación de Regiones Gastronómicas Mundiales es organizada por el Instituto de Gastronomía, Cultura, Arte y Turismo (IGCAT) con sede en España.
Este reconoce a regiones de diferentes continentes por sus esfuerzos para hacer de la gastronomía el motor de su desarrollo.
El Comité Promotor de la candidatura de Manabí Región Gastronómica Mundial está integrado por varias instituciones.
Se trata de la Prefectura, la Fundación FUEGOS, la Cámara de Industrias y Producción y la Universidad Laica Eloy Alfaro.
Para ello llevan adelante un proyecto de cinco años que generaría un incremento en la inversión nacional y extranjera.
Esta postulación simboliza el primer paso para posicionar a Manabí y a Ecuador como un destino gastronómico en el escenario internacional.
Ayudaría también a generar oportunidades para la población, donde puedan construir un proyecto de vida para sí mismos, sus familias y comunidades.