Con una clara e irreversible tendencia, Daniel Noboa se erigió una vez más como presidente Constitucional de la República del Ecuador, con propuestas claras y viables con las cuales una gran cantidad de ecuatorianos coincidió.
Fácilmente, no habría sido sostenible en un país económicamente afectado —aunque en proceso de recuperación— disminuir tasas como la del IVA o devolver incluso el subsidio a los combustibles, y a su vez aumentar la inversión en proyectos de diferentes tipos sin que la economía se deteriore aún más.
Y es que las elevadas y heredadas deudas —algo que el gobierno se comprometió desde el principio a subsanar— siguen siendo, en ciertos sectores, una asignatura pendiente. Careciendo yo de información específica, considero que aún hay sectores a los que se les debe poner al día. No obstante, el gobierno de Daniel Noboa ha realizado un buen trabajo, quizá no tan “tangible” a corto plazo, debido a las esperables y respetables exigencias de un cúmulo de ciudadanos que esperan —y esperamos— obras en infraestructura, seguridad, salud y desarrollo social. Primero era necesario poner la casa en orden, como en su momento el presidente bien lo mencionó: “Hemos tomado decisiones difíciles”, decisiones que, interpreto, tendrían un costo no muy positivo en algunos sectores a corto plazo, pero que, a largo plazo, darían sus frutos.
Y es justamente de eso que vengo a hablar el día de hoy. Ecuador, este 13 de abril de 2025, pasó de un modelo de corto plazo a un modelo enfocado en el largo plazo, como cuando en el hogar se realizan sacrificios económicos y materiales para, posteriormente, ver un futuro mejor.
También se comprende, al menos en parte, el criterio de algunos antagonistas al gobierno actual, ya que cumplen una labor necesaria en un país democrático como Ecuador: la de exponer sus pensamientos, expresar sus necesidades e instar a la celeridad gubernamental. Una función similar a la de la prensa, que —de forma imparcial— también realiza la exposición de información.
No podría estar en contra de estas personas, porque pienso que conservar la idea de la mediación, la diplomacia y el acertado tino al expresarnos, antes que recurrir a la beligerancia o al constante vilipendio, será una herramienta importante para que este nuevo período gubernamental se dé sin contratiempos, y así podamos ver un Ecuador en paz.