El 21 de septiembre, miles de jóvenes en Ecuador y otros países regalan flores amarillas, una tradición que comenzó en Argentina en 2004, inspirada en la serie Floricienta y vinculada con el equinoccio de primavera, la paz y la renovación.
Una costumbre que nació en la televisión
La práctica de regalar flores amarillas tiene su origen en la exitosa serie argentina Floricienta. El programa, emitido entre 2004 y 2005, popularizó la canción Flores amarillas, que mostraba una escena donde la protagonista recibía un cuarto repleto de estas flores. Esa imagen marcó a la generación millennial, que desde entonces adoptó la fecha como un símbolo romántico.
Con el paso de los años, la tradición se expandió a varios países de Latinoamérica. En Argentina, México, Colombia y ahora en Ecuador, se volvió común que el 21 de septiembre las redes sociales se llenen de publicaciones de quienes reciben o esperan recibir este detalle.
Más allá de la nostalgia, regalar flores amarillas se asocia con sentimientos como la amistad, la felicidad, la juventud y la esperanza.
Conexión con el equinoccio y la primavera
El 21 de septiembre también coincide con el equinoccio de primavera en el hemisferio sur. Ese día, el Sol se alinea sobre la línea ecuatorial, lo que genera que el día y la noche duren lo mismo: 12 horas. Este fenómeno astronómico ocurre dos veces al año, el 21 de marzo y el 21 de septiembre, aunque puede variar en uno o dos días.
Por ello, la fecha está relacionada con el renacer de la naturaleza, la luz y la renovación de ciclos. Regalar flores amarillas en esta jornada refuerza la idea de un nuevo comienzo, además de un mensaje de paz y alegría.
En el calendario internacional, el 21 de septiembre también es reconocido como el Día Internacional de la Paz, lo que suma otro valor simbólico a la tradición.
Viralidad en redes sociales
El auge de plataformas como TikTok e Instagram impulsó con fuerza esta costumbre. Cada año, desde principios de septiembre, circulan vídeos con coreografías, tendencias y mensajes alusivos a las flores amarillas.
En Ecuador, jóvenes y adultos comparten imágenes de los arreglos recibidos o manifiestan su deseo de obtenerlos el siguiente año. Esta dinámica refuerza la popularidad de la práctica y la convierte en un evento esperado dentro del calendario cultural digital.
Aunque en Ecuador la fecha no marca oficialmente la primavera, el gesto se ha adoptado como un guiño cultural que combina tradición extranjera con apropiación local. Se trata de un ejemplo de cómo la globalización y las redes sociales transforman símbolos en costumbres compartidas.
Flores amarillas: símbolo de amor y amistad
Según la interpretación más difundida, regalar flores amarillas significa declarar amor y expresar el deseo de compartir una vida en común. Sin embargo, el amarillo también está vinculado a la amistad, la felicidad y la energía vital.
Por eso, este detalle no se limita a parejas románticas. Muchos amigos, familiares o compañeros también se obsequian flores amarillas como gesto de cariño y buenos deseos.
En suma, la fecha une elementos de la cultura popular, el simbolismo astronómico y la necesidad de compartir momentos significativos. Cada 21 de septiembre, el gesto de regalar flores amarillas recuerda que la esperanza y la alegría también florecen.