Ecuador tiene en el cannabis no psicoactivo un campo de innovación que, según conocedores del tema, podría transformar su matriz productiva, generando empleo, inversión y exportaciones. Mientras países como China, Italia, Canadá o Reino Unido ya aprovechan el cáñamo en textiles, construcción, alimentos y fármacos, el país sudamericano comienza a dar sus primeros pasos con licencias de cultivo, cosméticos con cannabidiol (CBD) y exportaciones puntuales.
Ecuador cuenta con el clúster nacional de cannabis que tiene el respaldo de los Ministerios de Producción y de Agricultura. El objetivo de este clúster, según se ha explicado, es impulsar la siembra, cultivo y producción de artículos finales. Esta es una industria creciente en Ecuador que en 2024 generó USD 14 millones. El sector del cannabis destaca por la variedad, hay aceites, cremas, colágeno, shampoo, infusiones y bebidas. Algunos de estos productos que ya se exportan a Estados Unidos, Francia, Suiza, Islandia y Reino Unido.
Avances en cifras y normativas en Ecuador
Desde la reforma legal de 2019–2020, que permitió el cultivo de cannabis no psicoactivo (≤1% THC), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) ha entregado alrededor de 300 licencias y registrado más de 2.300 hectáreas de cultivo. En 2021 la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA) autorizó la comercialización de 144 productos con CBD, cifra que creció hasta los 800 tipos de artículos en 2024, incluyendo cosméticos, suplementos y alimentos.
-
Producción registrada: >2.300 hectáreas
-
Licencias activas: 300
-
Productos autorizados: 800 (cosméticos, suplementos, alimentos)
-
Ingresos proyectados: US$17 millones en 2025
-
Empleo directo: 30.000 plazas generadas por el clúster nacional
El MAG emitió en 2025 el Acuerdo 003-2025, reglamento actualizado que fortalece la seguridad jurídica y define procesos de producción y exportación.
Casos de éxito y ejemplos internacionales con el cannabis
Empresas como CannAndes marcaron un hito al exportar derivados de cannabis a Suiza en 2022, mientras que CBD Solutions logró enviar biomasa hacia Estados Unidos. A nivel local, laboratorios como Duaner y emprendimientos como Mayu Ecuador han desarrollado líneas de cremas, aceites y gomitas con cannabidiol.
El potencial para Ecuador se evidencia al mirar experiencias de otros países señalan algunos expertos:
-
China lidera en fibras de cáñamo para textiles y bioplásticos.
-
Italia usa el cáñamo en construcción sostenible, con materiales como hempcrete y ecoblocks.
-
Canadá y EE. UU. han impulsado aceites, alimentos funcionales y suplementos con fuerte demanda.
-
Reino Unido se especializa en derivados medicinales exportados a Europa.
-
Japón mantiene usos culturales y rituales con cáñamo, a pesar de su regulación estricta.
Retos por superar en Ecuador
Aunque el panorama es prometedor, aún existen limitaciones. La banca, generalmente restringe créditos y cuentas a empresas cannábicas, lo que dificulta el acceso a financiamiento, explicó desde el anonimato un emprendedor manabita. A esto se suma la percepción social, pues persiste el estigma que asocia todo tipo de cannabis con uso recreativo. Los colectivos como REDCAN insisten en la necesidad de una ley más clara que dé paso a un mercado regulado, con impuestos y beneficios sociales.
El desafío está en aprovechar las ventajas comparativas de Ecuador —clima, mano de obra agrícola, ubicación geográfica y dolarización— para consolidar una industria que no solo abastezca el mercado interno, sino que también logre posicionarse en Europa, Norteamérica y Asia, donde la demanda crece de manera sostenida.
Un futuro con potencial verde
En ese contexto, el cannabis no psicoactivo se perfila como un motor de diversificación económica. Ecuador, con más de 2.300 hectáreas ya registradas, puede aprender de las experiencias internacionales para impulsar cadenas de valor que incluyan cosmética, alimentos, textiles, bioplásticos y fármacos.
La oportunidad está en convertir lo que hasta hace poco era un tabú en una industria que conecte al país con la innovación global, genere divisas y fortalezca su imagen como productor agrícola versátil. El reto es vencer la resistencia social y financiera para que el cannabis ecuatoriano no solo sea un experimento, sino un negocio de impacto nacional.