Raphaël Graven, un streamer francés de 46 años, conocido en línea como “Jean Pormanove” o “JP”, murió el pasado lunes 18 de agosto de 2025 durante una transmisión en vivo en la plataforma Kick, en la que era maltratado por otros participantes. La fiscalía de Niza informó el miércoles que, pese a haber interrogado a testigos y recolectado pruebas, la causa de su muerte sigue sin esclarecerse, a la espera de los resultados de una autopsia programada para este jueves.
Muerte de streamer , sin causas claras tras los primeros interrogatorios
El fiscal Damien Martinelli, a cargo del caso, detalló en un comunicado que se llevaron a cabo “varias entrevistas con personas presentes en el momento de la muerte sin arrojar pistas sobre su causa”. La policía confiscó material audiovisual, incluidos fragmentos de la emisión, y continúa recolectando evidencias mientras intenta reconstruir las últimas horas del streamer.
La muerte de Graven ocurrió en la localidad de Contes, cercana a Niza, donde se realizaba una transmisión maratónica por internet. En ella participaban otros dos streamers conocidos como “NarutoVie” y “Safine”, quienes ya habían estado involucrados en una investigación previa por malos tratos en videos en línea, iniciada en diciembre de 2024.
¿Maltrato por entretenimiento o show planificado?
En esa investigación anterior, también participaron Graven y otro individuo identificado como “Coudoux”, quienes en su momento negaron haber sido víctimas de violencia. Según el fiscal Martinelli, ambos testificaron que los episodios eran “amañados” con el fin de generar notoriedad y obtener ingresos a través de contratos con plataformas de streaming.
Graven habría declarado haber ganado hasta 6.000 euros (casi 7 mil dólares) mensuales gracias a sus transmisiones, mientras que Coudoux afirmó percibir alrededor de 2.000 euros (casi 3 mil dólares) por su participación. Ambos aseguraron que tenían libertad para entrar y salir de las actividades y tomaban sus propias decisiones, negándose incluso a someterse a exámenes médicos o psiquiátricos.
Medidas de la plataforma y reacciones tras muerte de streamer
En respuesta a lo sucedido, la plataforma de origen australiano Kick, donde se transmitió el evento, anunció el miércoles 20 de agosto que expulsó temporalmente a todos los co-streamers implicados, mientras se desarrolla la investigación. Además, informó que está realizando una “reevaluación completa” del contenido permitido en Francia.
Kick es considerada una alternativa más permisiva frente a plataformas como Twitch, especialmente en lo que respecta a sus normas de contenido y moderación. La empresa ha enfrentado crecientes críticas por permitir dinámicas violentas o humillantes a cambio de donaciones o suscripciones de espectadores.
El caso abre debate sobre explotación y abuso en línea
La muerte de Graven ha generado preocupación en medios, redes sociales y entre organizaciones civiles, quienes advierten sobre la delgada línea entre el entretenimiento y el abuso digital. Aunque el contenido era presentado como consensuado, los hechos reviven el debate sobre la presión económica y psicológica a la que pueden estar expuestas personas vulnerables en busca de ingresos o fama por medios digitales.
En 𝕏 (antes Twitter), el caso fue tendencia nacional en Francia, con cientos de mensajes expresando consternación, mientras otros exigían una regulación más estricta del contenido en vivo y protección para los creadores.
“Porque un streamer que era objeto de maltrato, burla, humillación pública y abusos en cámara, murió ayer durmiendo durante una transmisión maratónica en Kick”, decía uno de los mensajes más compartidos en la red social.
Autopsia y próximos pasos de la investigación
Las autoridades informaron que la autopsia de Raphaël Graven se realizará este jueves 21 de agosto, con el fin de determinar si su muerte fue consecuencia directa de los abusos sufridos en la transmisión o si hubo factores de salud subyacentes. De confirmarse un vínculo con los maltratos, se podrían presentar cargos penales contra los otros participantes.
La fiscalía no descarta ampliar la investigación a otras transmisiones previas, así como revisar contratos y condiciones económicas impuestas a streamers como parte de estas dinámicas. Mientras tanto, la opinión pública y varias organizaciones piden que se examine el rol de las plataformas en la prevención de este tipo de contenido.