En Manabí, agricultores y comerciantes atraviesan una temporada marcada por la alta producción de cítricos. Entre ellos la mandarina, naranja y toronja, lo que desde junio de 2025 ha impulsado una mayor circulación del producto en Chone, Portoviejo y otros cantones de la provincia. Esta situación genera preocupación por la posible caída de precios, ante una oferta que supera la demanda.
Sobreoferta de mandarinas preocupa a productores
Luis López, agricultor y comerciante de Chone, afirma que este año la cosecha ha sido excepcional. “Tenemos millonada sobre millonada de fruta”, indicó. El millar de mandarinas se comercializa actualmente en 35 dólares, dependiendo del calibre.
Durante los meses de septiembre y octubre se prevé un pico de producción aún más alto. López advierte que si el precio cae a 2 dólares el ciento, muchos productores podrían dejar de recolectar. “No se cubren los gastos de transporte ni mano de obra”, dijo.
Además, indicó que la toronja de exportación llega a 9 dólares el ciento cuando va limpia y seleccionada a supermercados, aunque la mayoría termina en ventas secundarias entre 4 y 6 dólares, afectando la rentabilidad. En la zona, la producción anual bordea las 19 529 toneladas, pero en años como este, podría alcanzar hasta 58 587 toneladas.
Variación de precios en el mercado mayorista
Gabriel García, comerciante del Mercado Mayorista San Pablo de Portoviejo, confirma la alta disponibilidad de cítricos. La naranja de primera clase se cotiza en 7 dólares el ciento, la de segunda en 4 dólares, y la de tercera entre 2 y 2.50 dólares.
La mandarina de primera clase osciló entre 6 y 5.50 dólares, mientras que la de menor calidad llega a 1.50 dólares. La toronja, en tanto, alcanza entre 9 y 10 dólares el ciento.
García expresa preocupación por la competencia desleal de vendedores no regulados que ofrecen fruta a precios más bajos en las calles. “Eso nos afecta, porque trabajamos con costos fijos y ellos vienen a vender sin regulación”, sostuvo.
Comercio minorista: precios accesibles para consumidores
En la Plaza Central de Portoviejo, Maritza Román, comerciante minorista, afirma que la abundancia de cítricos ha facilitado precios bajos para los consumidores. “La mandarina costeña se vende 8 o 10 por un dólar, y la serrana a 7 por un dólar”, indicó.
La naranja, según Román, se expende entre 12 y 15 unidades por dólar, y la toronja se ofrece 6 por un dólar. Estas cifras son reflejo de una temporada generosa, aunque variable por calidad y procedencia.
Román compra el saco de naranja grande a 7 dólares, y el de menor calibre a 4 o 4.50 dólares. Cada saco contiene aproximadamente 100 unidades, según explicó.
Temporada y proyecciones: ¿qué pasará en los próximos meses?
Actualmente, las cosechas de cítricos invernales y veraneros se han solapado, lo que ha generado una oferta constante. Según García, la naranja veranera, prevista para el último trimestre del año, es de mayor calidad y durabilidad, por lo que su precio podría mantenerse estable o subir ligeramente.
En contraste, la mandarina, en pleno pico de cosecha, podría ver una disminución sostenida del precio. La oferta supera la capacidad de absorción del mercado local, y el margen de ganancia se estrecha para productores y comerciantes.
Exportaciones mínimas y desperdicio preocupante
Pese al volumen de producción, menos del 5 % de los cítricos se exportan formalmente. Los envíos al extranjero se hacen de forma informal o vía intermediarios, lo que impide rastrear datos precisos y genera dependencia del mercado nacional. Sin acceso a canales de exportación estables, muchos productores deben rematar su cosecha en mercados locales o desecharla.
De las casi 20 000 toneladas anuales, cerca de 6 000 se pierden, ya sea por maduración prematura, falta de transporte, o precios tan bajos que no justifican la cosecha. Productores aseguran que con mejores rutas de comercialización, refrigeración y acopio, gran parte de esa fruta podría recuperarse.
Contexto agrícola y logístico de la producción de cítricos
Manabí cuenta con zonas productoras de cítricos consolidadas, como Chone, Rocafuerte y Tosagua, donde se cultivan variedades de mandarina costeña y serrana, naranja valencia, y toronjas de exportación.
Gran parte del producto se dirige a supermercados nacionales, mercados locales y algunos envíos hacia Colombia. El transporte, la clasificación de fruta y la calidad visual influyen directamente en el precio de venta.
El modelo de comercialización mayorista y minorista convive con vendedores ambulantes, lo cual genera distorsiones en el mercado y complica la sostenibilidad del negocio formal.
Necesidades y desafíos del sector de producción de cítricos
Productores como López coinciden en que se requiere planificación en cosechas, estudios de suelo y agua, y mejora en canales de comercialización para evitar pérdidas. La abundancia de fruta sin respaldo logístico podría generar desperdicio.
Por su parte, comerciantes como García reclaman mayor control municipal sobre la venta informal y mejor coordinación entre productores y distribuidores. La desigualdad en precios impacta los márgenes y pone en riesgo la formalidad del negocio.