Un estudio publicado en Circulation, respaldado por la American Heart Association, reveló que la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) durante el sueño puede predecir enfermedades antes de que aparezcan síntomas. Analizando datos de wearables (dispositivos portátiles) como relojes inteligentes, los investigadores identificaron tres patrones de VFC nocturna que alertan sobre riesgos cardiovasculares y neurológicos. Este avance, destacado por Infosalus, busca promover diagnósticos tempranos para mejorar la salud global.
Tres patrones y sus riesgos
La VFC mide los intervalos entre latidos, reflejando la respuesta del sistema nervioso autónomo. El estudio, realizado con 10,000 participantes en 2024, identificó tres patrones clave. El primero, una VFC baja, indica rigidez en el sistema nervioso y riesgo de enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, con un 30% de probabilidad, según Infosalus. El segundo, una VFC alta y errática, se asocia con estrés crónico y posibles trastornos neurológicos, como Parkinson. El tercero, una VFC inestable, sugiere problemas metabólicos, como diabetes tipo 2.
Los wearables, como Fitbit o Apple Watch, miden la VFC durante el sueño, cuando el cuerpo está en reposo. El estudio de Circulation analizó datos de sueño de 6 a 8 horas por noche, recopilados durante 12 meses. Los dispositivos detectan variaciones en los intervalos entre latidos, enviando alertas si los patrones son anómalos. “La VFC nocturna es una ventana al sistema nervioso”, explicó la cardióloga Dra. Irina Filchenko en Infosalus. En 2025, el 60% de los usuarios de wearables revisan su variabilidad de frecuencia cardíaca semanalmente, según Statista.
Avances en la prevención a raíz de VFC
La tecnología de VFC permite a los médicos intervenir antes de que las enfermedades se manifiesten. Por ejemplo, una VFC baja persistente llevó a un 20% de los participantes del estudio a iniciar cambios en su estilo de vida, como ejercicio y dieta, reduciendo riesgos cardiovasculares. Clínicas globales están integrando este factor en revisiones anuales, con un aumento del 15% en diagnósticos tempranos en 2024, según The Lancet.
La VFC se estudia desde los 1980s, pero los wearables han democratizado su uso. En 2015, los primeros relojes inteligentes medían la variabilidad FC con un 70% de precisión, indica un informe de Nature. En 2025, la precisión alcanza el 95%, permitiendo análisis más confiables. Comparado con los electrocardiogramas tradicionales, los wearables son accesibles y continuos. La American Heart Association promueve su uso desde 2023, tras estudios que vincularon VFC baja con un 25% más de riesgo de infarto.
Hacia una salud proactiva
En 2025, la VFC nocturna está cambiando la prevención. Aplicaciones como Fitbit Premium ofrecen guías personalizadas basadas en VFC, y el 80% de los usuarios reportan mayor conciencia de su salud, según Statista. Con la integración de inteligencia artificial, los wearables podrían predecir riesgos con mayor precisión para 2026, consolidándola como una herramienta clave para una vida más saludable.