Cuando Jipijapa olía a café y sonaba la radio con la voz de Julio Jaramillo

El aroma del café y la voz de Radio Cristal marcaban la vida cotidiana desde mediados del siglo XX. La emisora, fundada en 1957, conectaba comunidades con noticias, música de Julio Jaramillo y mensajes personales, mientras las fincas cafetaleras sostenían la economía.
Julio Jaramillo convocaba a cientos de personas a cada concierto que ofrecía.
Julio Jaramillo convocaba a cientos de personas a cada concierto que ofrecía.
Julio Jaramillo convocaba a cientos de personas a cada concierto que ofrecía.
Julio Jaramillo convocaba a cientos de personas a cada concierto que ofrecía.

Freddy Solórzano

Redacción ED.

Freddy Solórzano

Redacción ED.

Primero subió a un escenario y creyó que era su lugar. Fue hermoso mientras duró. Dejó el teatro... Ver más

Hubo un tiempo en que Jipijapa despertaba con aroma a café y la voz que salía del pequeño radio en la sala. En ese entonces, cuando el mundo parecía más lento pero más cercano, Radio Cristal era la compañía fiel de cada mañana, y el café, el orgullo que daba sentido a la tierra.

Desde mediados del siglo XX, los días en este cantón manabita comenzaban entre dos rituales: el primer sorbo del café tostado en casa y el saludo de Radio Cristal, sintonizada con devoción. Fundada en 1957 por Carlos Armando Romero Rodas, esta emisora AM con sede en Guayaquil no tardó en convertirse en un fenómeno popular que alcanzaba hasta los últimos rincones de la Costa ecuatoriana. Para muchos, era más que una estación radial: era un puente entre el monte y la ciudad, una ventana abierta al país.

Jipijapa y los programas en la radio

Mientras las fincas cafetaleras de Jipijapa daban trabajo, unión y sustento, en las cocinas sonaban programas como Desayúnese con las noticias o La hora de Jota Jota, donde la voz de Julio Jaramillo —el Ruiseñor de América— acariciaba las emociones con Nuestro juramento o Fatalidad.

No era raro escuchar mensajes como el que aún guarda en la memoria Asunción Choez: “Se comunica al señor Manuel Lucas que espere con las acémilas a la entrada del recinto Los Pocitos para trasladar a las personas que van a llegar a su casa». Era una época sin WhatsApp. La voz viajaba por las ondas AM llevando noticias, canciones y encargos. Era el hilo invisible que sostenía a comunidades enteras.

En las noches jipijapenses de festividades populares, el cine 15 de Octubre se convertía en pista de baile. Las bancas se corrían, las luces se suavizaban y las orquestas —como Don Medardo y sus Players o los Falconí Juniors— hacían vibrar el suelo.

Jipijapa vivía entre la cosecha y el compás. Era un lugar donde los cafetales daban sustento y las canciones de la radio curaban el alma. En alguna ocasión, incluso Julio Jaramillo cantó en el cine Copacabana, y cuentan que su voz hizo temblar más de un corazón.

Cuando se fue la época dorada

Pero como todo lo que parece eterno, la época dorada también se fue. La caída de los precios del café, las plagas, la migración y la crisis económica de 1999 apagaron poco a poco esa Jipijapa vibrante, la denominada Sultana del Café. Y sin embargo, en algún rincón de la memoria, la gente aún recuerda. Recuerda el olor del café recién preparado. La voz de Radio Cristal dando los buenos días. La canción que hizo llorar a la abuela. La fiesta que unió al pueblo entero. Porque en Jipijapa, el café y la radio no solo fueron parte de la vida: fueron la vida misma.

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