A pocos días del inicio del ciclo escolar en la región Costa, la violencia ha golpeado a Guayaquil y Durán. Cinco planteles educativos han suspendido clases presenciales, optando por actividades virtuales. Esta medida busca proteger a estudiantes y docentes ante la creciente inseguridad en sectores vulnerables.
En Durán, la ciudadela Maldonado vivió una balacera cerca de un colegio fiscal, causando pánico entre padres. En Guayaquil, el distrito Nueva Prosperina, que incluye Monte Sinaí y Flor de Bastión, registra altos índices de ausentismo. La violencia desalienta la asistencia a clases presenciales.
Solo en 2025, Nueva Prosperina reportó 324 muertes violentas, un aumento del 78,5% respecto a 2024. Este distrito, junto con Durán, enfrenta extorsiones y tiroteos diarios. La inseguridad ha convertido escuelas en blancos de amenazas, afectando la continuidad educativa.
Escuelas afectadas por la crisis
Las escuelas Fermín Vera Rojas, Dolores Veintimilla y Arnulfo Jaramillo Sierra, en Nueva Prosperina, operan virtualmente. En Durán, las unidades Jaime Hurtado González y Matilde Hidalgo también suspendieron clases presenciales. Estas medidas responden al temor de estudiantes y familias.
El Ministerio de Educación activó el Plan de Continuidad Educativa para 38.697 estudiantes, según medios nacionales. Sin embargo, la virtualidad complica el aprendizaje y la detección de casos de violencia. Padres reportan que el miedo impide enviar a sus hijos a clases.
Respuesta de las autoridades
La Policía patrulla los alrededores de colegios, pero el plan Escuelas Seguras ha sido criticado por su falta de efectividad, según Primicias. En Durán, docentes enfrentan extorsiones de hasta $2.000 por parte de pandillas, lo que agrava la crisis educativa.
Human Rights Watch señala que las clases virtuales dificultan identificar casos de violencia sexual, un problema endémico en Ecuador, con 6.700 casos en escuelas desde 2014. Además, la brecha digital limita el acceso a internet para muchos estudiantes.
El gobierno de Daniel Noboa declaró un “conflicto armado interno” contra las pandillas, pero los resultados son limitados. Organizaciones piden mayor inversión en prevención y programas sociales para reducir la delincuencia. La educación presencial sigue siendo un desafío en zonas críticas.
La violencia en Guayaquil y Durán no solo vacía las aulas, sino que amenaza el derecho a la educación. Mientras las autoridades buscan soluciones, los estudiantes enfrentan un entorno de miedo. La comunidad exige medidas urgentes para garantizar escuelas seguras.