Dionicio Pazmiño, de 80 años, y Silvia Díaz, de 70, contrajeron matrimonio civil el viernes 9 de mayo de 2025 en Manta, luego de vivir juntos durante 53 años, impulsados por el deseo de dejar un legado de unión y compromiso a sus nueve hijos.
La pareja oriunda de La Manga del Cura, en el cantón El Carmen, compartió más de cinco décadas de vida en unión libre antes de decidir formalizar su vínculo legalmente. Durante ese tiempo, formaron una familia de nueve hijos, siete hombres y dos mujeres, y establecieron su vida entre labores agrícolas y del hogar. El matrimonio civil se realizó en las instalaciones del Registro Civil de Manta, donde familiares cercanos acompañaron el acto.
“El respeto, el amor y la comprensión han sido clave para permanecer juntos tantos años”, dijo Pazmiño antes de firmar el acta de matrimonio. Entre risas y emociones, Dionicio preguntaba con insistencia por el tradicional “puede besar a la novia”, mientras los presentes esperaban el momento simbólico de los anillos. Al final del acto, un “Ahora sí, hasta que la muerte nos separe” selló el compromiso con un beso y los aplausos de sus seres queridos.
Una decisión familiar y un legado de valores
La decisión de casarse formalmente no surgió por una necesidad legal, sino como un deseo familiar. Fue uno de sus hijos quien los motivó a dar el paso: “Papá, ya es hora de casarse”, contó Dionicio. Y con convicción, respondió: “Sí, ya es hora”. Ambos coinciden en que este acto tiene un profundo valor simbólico, más allá de lo legal.
Para Silvia, la ceremonia fue una oportunidad para reforzar los valores que desean transmitir a sus hijos y nietos: “Siempre les digo que cuiden a su pareja y piensen en sus hijos antes de tomar decisiones”, comentó. La familia Pazmiño-Díaz se mostró visiblemente emocionada durante todo el evento. Muchos de sus hijos, que actualmente residen en Manta, participaron activamente en la organización de la ceremonia.
Un mensaje que trasciende generaciones
La historia de Dionicio y Silvia no solo ha tocado a su familia, sino que se ha convertido en ejemplo para su comunidad. Su decisión de casarse después de tantos años juntos ha sido recibida con admiración y respeto. “Desde el primer momento que lo vi, supe que él sería el hombre de mi vida”, comentó Silvia. Dionicio, por su parte, añadió: “Nunca estuvimos casados, pero siempre permanecimos juntos”.
El caso de Dionicio y Silvia no es aislado. En Ecuador, especialmente en zonas rurales como El Carmen o La Manga del Cura, es común que las parejas convivan durante años sin formalizar legalmente su relación. Las razones suelen estar relacionadas con factores económicos, culturales o administrativos. En un contexto donde las relaciones a largo plazo enfrentan múltiples desafíos, esta pareja ofrece una narrativa positiva sobre el compromiso, la paciencia y el valor del amor maduro.