En Portoviejo, la escasez de agua potable obliga a familias a recolectar lluvia en tachos y piscinas, mientras la planta potabilizadora lucha contra la turbiedad.
La falta de agua potable afecta a decenas de barrios de Portoviejo, donde familias como las de Susana Quiroz y María Quijije llevan entre 7 y 15 días sin servicio, desde mediados de febrero de 2025. Muchos se han visto obligados a recolectar agua de lluvia debido a problemas en la planta Cuatro Esquinas, agravados por altos niveles de turbiedad tras intensas precipitaciones.
Doña Susana, residente de la calle Santa Marianita, lleva más de una semana sin agua potable y aprovecha el chorro que cae del techo vecino para llenar baldes y tinas. “La planta no funciona bien en invierno, siempre es lo mismo”, explica, señalando un problema recurrente en la ciudad.
María Quijije, desde el sector Los Tulipanes 1, también recolecta agua en piscinas inflables y hieleras. “Los tanqueros son caros y el municipio no ayuda mucho”, dice. Según ella, un tanque de agua cuesta hasta $50, suficiente apenas para una semana, mientras los bidones para cocinar oscilan entre $1.25 y $1.50.
La planta de agua opera a ‘media llave’ a causa de las lluvias
Portoaguas detalló que las lluvias que impactan los ríos que alimentan las represas y canales de captación han provocado “niveles de turbiedad sin precedentes”. Esto ha obligado a paralizar la planta potabilizadora Cuatro Esquinas, principal fuente de agua para la ciudad. El alcalde Javier Pincay explicó que su funcionamiento depende del agua que llega desde Santa Ana.
“Cuando la turbiedad lo permite, potabilizamos y distribuimos”, afirmó. En los últimos días de lluvias, la planta ha operado intermitentemente, bombeando hasta 48 horas cuando las condiciones lo permiten. Tras la fuerte lluvia del miércoles, hoy se registró un bajo nivel de turbiedad de 2.400 NTU, por lo que se tenía previsto impulsar agua potable para los tanques: Las Pulgas, Guabito y UTM parte 1.
Sobre la intermitencia en el servicio, Pincay explicó que el tramo del río entre Poza Honda y la represa Salazar Barragán es el principal obstáculo. La palizada y el sedimento han elevado la turbiedad a 130 mil NTU, cuando el límite para potabilizar es de 10 mil NTU. Esto complica aún más la producción y distribución del líquido vital. “A veces se paraliza dos días, a veces tres, depende del río”, indicó.
El costo de la espera por el agua
Para Quijije, la incertidumbre golpea el bolsillo. El agua que recogió de la lluvia sirve apenas para limpiar la casa, cocina o para aseo personal, pero para cocinar toca comprar bidones. Alberto Mera, conductor de un tanquero, asegura que la demanda creció desde mediados de febrero. Él cobra $30 por servicio y afirma que el agua proviene de un sitio privado cerca de Cuatro Esquinas, donde recibe tratamiento.
La situación no es nueva. En 2023, entre mayo y junio, un daño en los transformadores de la planta dejó sin agua a casi todo Portoviejo aproximadamente dos semanas. Aunque las lluvias de entonces también afectaron la producción, la paralización no fue tan prolongada como ahora.
Portoviejo, en la provincia de Manabí, enfrenta problemas de abastecimiento de agua cada vez que las lluvias alteran el río que alimenta la planta Cuatro Esquinas. La infraestructura, afectada por sedimentos y palizada, evidencia la vulnerabilidad del sistema ante fenómenos climáticos. Los vecinos, mientras tanto, dependen de su ingenio. Las piscinas inflables y los baldes se han convertido en sus aliados frente a la crisis.
Yuliana Marín