Residentes del sector Los Pinos, en Portoviejo, Manabí, se vieron sorprendidos al hallar un caimán en una de las zonas aledañas a sus casas.
El animal, identificado como un caimán de anteojos (Caiman crocodilus), provocó inquietud entre los moradores de este sector. Los Pinos se encuentra en la parte posterior del Parque Forestal, debido a su presencia inusual en el área. Sin embargo, según expertos, este tipo de animales no representa un peligro para los seres humanos. Su dieta se basa principalmente en peces y aves, no en carne humana.
Este tipo de reptiles normalmente habitan en la región de la represa de Poza Onda, del cantón Santa Ana, en Manabí. En este caso se sospecha que la corriente arrastró al animal hasta el río Portoviejo, producto de recientes inundaciones y desbordes del río.
Este fenómeno ha llevado a que algunos ejemplares se desplacen fuera de su hábitat natural, como ocurrió con este caimán.
Agentes de la Unidad de Policía del Medio Ambiente (UPMA) llegaron al lugar del hallazgo. Tras asegurar al animal lo reubicaron en un área más adecuada para sus condiciones, dentro de su hábitat natural.
Cabe destacar que, aunque estos animales y cocodrilos pertenecen a la misma familia, existen diferencias notables entre ambos. Los caimanes, como el de anteojos, tienen un hocico más corto y redondeado. Sin embargo los cocodrilos tienen un hocico más largo y estrecho. Además, el caimán de anteojos es conocido por su carácter más tranquilo en comparación con otros tipos de cocodrilos.
Es un caimán, no un cocodrilo
El caimán de anteojos (Caiman crocodilus) es una especie que se encuentra comúnmente en América Central y América del Sur. Se los puede encontrar en zonas de agua dulce como ríos, lagos y pantanos.
Los caimanes de anteojos suelen medir entre 2.5 y 4 metros de largo cuando alcanzan la madurez. Sin embargo, algunos individuos excepcionales pueden superar los cuatro metros. Los machos son generalmente más grandes que las hembras.
En su hábitat natural, los caimanes de anteojos pueden vivir entre 35 y 40 años, aunque algunos individuos pueden llegar a vivir incluso más tiempo en condiciones óptimas.
JU