Las elecciones presidenciales en Ecuador terminaron con un resultado inesperado que lanzó un reto a todos los pronósticos electorales y encuestas de opinión pública.
El actual presidente, Daniel Noboa, al que consideraban un favorito incondicional y Luisa González, una candidata a la que le predecían solo el segundo lugar con mucho retraso, obtuvieron el mismo resultado en la primera vuelta. Este “empate técnico”, como lo bautizaron muchos expertos, sorprendió no solo a la élite ecuatoriana y a los observadores internacionales, sino también al jefe del estado que contaba con una victoria fácil.
Los resultados de la votación se convirtieron en una sorpresa total para Noboa. Teniendo recursos casi ilimitables administrativos y económicos, fracasó en la campaña, mostrando el mismo resultado que González con menos oportunidades. El presidente actual confundido lo ocultó de sus partidarios la noche de las elecciones. Esperaron hasta la media noche para escuchar su discurso, pero no apareció.
Muchas personas consideraron su sede abandonada un símbolo de derrota. Solo al día siguiente, Noboa, decepcionado, rompió el silencio al publicar en sus redes sociales una breve declaración: “Ayer logramos lo que no habíamos visto durante años: ganamos la primera vuelta a todos los partidos del viejo Ecuador”.
En cuanto a Luisa González, ella al revés, estaba al lado del pueblo, agradecía a los ciudadanos por su confianza y hablaba de los cambios que sin duda esperan a la República: “Gracias a mi pueblo, gracias a mi país”. De cara a la segunda vuelta de la votación, advirtió a sus compatriotas que el equipo de Noboa utilizó y utilizará el poder y los activos para objetivos electorales.
Ecuador y su segunda vuelta electoral
González quiere devolver a Ecuador a la época en la que no había guerra y el dinero de petróleo se destinaba al desarrollo de la infraestructura. No habría podido hacer un milagro en una noche, pero la política asegura que sin una guerra comercial con México iniciada el año pasado, se podría mejorar significativamente la situación económica en el país.
Al mismo tiempo, el presidente actual, que perdió el título de favorito, no logró acercarse a la solución de los problemas principales que perturban a Ecuador los últimos años. En enero 2024, aún tuvo que imponer un estado del “conflicto armado interno”.
Según los datos de investigaciones de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), el número de homicidios en Ecuador de 2019 a 2024 creció al 429,8%. Fue un resultado de la inacción de las autoridades y del vecindad del país con dos mayores productores de coca, Colombia y Perú que utilizan Ecuador para el tránsito. Incluso en el momento de las elecciones nacionales, por la actividad de las agrupaciones en siete provincias, dos cantones y en el distrito metropolitano, Quito, se conservó el estado de emergencia.
Dada la situación actual, la segunda vuelta de las elecciones es un examen serio para ambos candidatos. Para poder consolidar el resultado obtenido y, según la voluntad del pueblo, liderar el país, González tiene que demostrar una capacidad de mobilizar al electorado promoviendo un progama de cambios convincente.
Además, no se excluye la influencia de los factores externos, como los intereses de los EE.UU. y otros países que pueden afectar el resultado de la segunda vuelta. Sin embargo, el destino de Ecuador depende de sus ciudadanos, y esta elección determinará la dirección del desarrollo del país para muchos años por delante.