Roberto Romero von Buchwald, superintendente de Bancos de Ecuador, reveló en mayo de 2025 que las redes sociales son un caldo de cultivo para la proliferación de instituciones financieras ilegales. Este fenómeno persiste debido a la falta de legislación actualizada y la necesidad de mayor tecnología para detectarlas, poniendo en riesgo el dinero y la seguridad de los ciudadanos ecuatorianos.
La lucha de la Superintendencia de Bancos
La Superintendencia de Bancos de Ecuador ha intensificado su lucha contra las instituciones financieras ilegales. En 2024, se identificaron 76 entidades no autorizadas. La lista continúa creciendo, con 25 más detectadas en abril de 2025 y otras siete en mayo de 2025. Esta constante aparición de nuevas organizaciones subraya la magnitud del desafío.
Roberto Romero von Buchwald, al frente de la Superintendencia, explica que estas organizaciones operan al margen de la ley. Su objetivo principal es realizar intermediación financiera sin la debida autorización. La investigación de estas entidades se lleva a cabo en colaboración con la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE) y la Fiscalía General del Estado. Estas coordinaciones son vitales para combatir no solo la operación ilegal, sino también otros delitos conexos, como el lavado de activos, secuestro o trata de personas. Evitar que los ciudadanos sean víctimas es una prioridad.
Retos en la detección y control
La detección de estas organizaciones representa un desafío global. Las plataformas digitales y las redes sociales facilitan su rápida expansión. Para fortalecer la lucha, Ecuador necesita un aumento de personal especializado en la Fiscalía. También es crucial contar con jueces especializados en la lucha contra el lavado de dinero. Además, existe una ventana de oportunidad legislativa en la Asamblea Nacional. Las superintendencias requieren mayores facultades para agilizar los procesos de detección.
La modernización tecnológica es fundamental para la Superintendencia. Se implementa nueva tecnología con el apoyo de organismos multilaterales, como la Organización de Estados Americanos (OEA). Esto permite procesar la información de forma más rápida. El mercado financiero cambia constantemente, y las entidades de control deben adaptarse. Esto garantiza una supervisión efectiva.
Mecanismos de estafa y pérdidas monetarias
Los mecanismos de estafa evolucionan constantemente. El esquema más conocido es la promesa de rendimientos financieros exageradamente altos. Se ofrece duplicar el capital en períodos muy cortos, algo irreal. Sin embargo, otras organizaciones abren agencias físicas, usan letreros y se hacen pasar por instituciones financieras legítimas. Emiten papeletas de depósito falsas, engañando a las personas. La gente deposita su dinero confiadamente.
Actualmente, muchas estafas operan a través de redes sociales. También usan «fintech» internacionales que aseguran operar en Ecuador. La confianza inicial, alimentada por los supuestos éxitos de los primeros meses, lleva a las personas a compartir la información. La noticia se propaga de boca en boca y por redes sociales, complejizando su seguimiento. Es muy difícil estimar las pérdidas totales. Estas organizaciones ilegales no reportan su actividad. Equifax estimó hace años que el agiotismo (chulco) manejaba una cartera cercana a los USD 2.000 millones en Ecuador. Este tipo de créditos ilegales implican tasas exorbitantes. Los deudores enfrentan amenazas físicas o incluso la pérdida de sus vidas, a diferencia de los bancos que ofrecen reestructuraciones.
Acceso al crédito y futuro financiero
Algunas personas justifican el uso de estas prácticas ilegales por la supuesta dificultad de acceso al crédito formal. Sin embargo, el sistema financiero ha mejorado la inclusión financiera. Esto incluye iniciativas en género y finanzas verdes. Según el INEC, de 13,4 millones de personas en edad de trabajar, 11,4 millones son clientes bancarios. Esto representa el 85%. En la Población Económicamente Activa (PEA), que es de 8,7 millones, hay un 30% más de clientes bancarios.
A pesar de un 2024 complicado, la cartera de crédito del sector financiero creció casi un 10%. Para este año, se proyecta un crecimiento superior. Se han otorgado USD 8.000 millones en créditos nuevos a personas sin historial. Aunque queda trabajo por hacer en inclusión, se han dado pasos importantes.