La libertad de elección es un principio fundamental, y en Ecuador, los modelos de gestión en el deporte (clubes) no deberían ser la excepción. Así como ocurre con muchos otros campos.
La reciente propuesta legal del presidente de la República que permitiría a los clubes optar por convertirse en sociedades anónimas, abre una vía interesante para el crecimiento de nuevas instituciones deportivas.
Especialmente en un entorno donde crear un club profesional puede ser un dolor de cabeza por la serie de requisitos que se exigen.
Para los grandes equipos del país, que cuentan con décadas de historia, miles de socios y un patrimonio sólido. Esta opción pudiera no ser atractiva ni necesaria.
«Es crucial que esta ley no sea una imposición sino una alternativa”.
Sin embargo, para los nuevos clubes o aquellos que tienen una estructura basada en iniciativas individuales, la posibilidad de operar como una sociedad anónima es una herramienta que simplifica la entrada en el mercado deportivo.
Es crucial que esta ley no sea una imposición sino una alternativa, respetando la tradición y el sentido de pertenencia de cada institución.
Permitir este esquema como una opción, y no como una obligación, abre el espacio para que el deporte ecuatoriano crezca bajo distintas modalidades sin desvirtuar su esencia.
Editorial de El Diario: Publicado el 27 de octubre del 2024 en nuestra edición impresa