Javier Bastidas, avicultor con 25 años de experiencia en Santo Domingo, Ecuador, compartió datos sobre la contribución económica de la industria avícola. Miembro de la Asociación de Avicultores local, destacó que el sector sostiene al 10% de la fuerza laboral ecuatoriana, produce 20 millones de pollos mensuales y enfrenta retos económicos para satisfacer la demanda de proteína asequible.
El rol de Santo Domingo en la producción avícola nacional
Santo Domingo, un centro agrícola clave, produce millones de pollos al año, abasteciendo ciudades como Quito, Ibarra y Ambato. Según Bastidas, la provincia aporta el 20% de la producción avícola de Ecuador, detrás de Manabí (60%) y Guayas (20%). Sus 157 granjas registradas, supervisadas por Agrocalidad, generan entre 30,000 y 40,000 pollos diarios, exportando la mayoría a otras provincias. Este volumen resalta el papel crucial de Santo Domingo en la seguridad alimentaria del país.
Además, la industria impulsa una cadena de suministro robusta. Los avicultores compran alimento balanceado a base de maíz y soya semanalmente, con granjas pequeñas utilizando 200 sacos y las grandes hasta 700, a $28–$30 cada uno. Esta demanda estimula los mercados de granos locales e importados, con maíz proveniente de Quevedo, Mocache, en la provincia de Los Ríos, o el extranjero cuando la producción nacional disminuye.
Contribuciones económicas y empleo
El sector avícola emplea a cerca de 1.7 millones de ecuatorianos, el 10% de la fuerza laboral nacional. En Santo Domingo, granjas como la de Bastidas sostienen a 25 trabajadores, mientras que grandes operaciones, como Corproavic, producen hasta 150,000 pollos semanales. La industria impulsa sectores relacionados, como transporte, producción de alimentos balanceados y plantas de procesamiento, generando un efecto económico multiplicador. Por ejemplo, Bastidas vende 12,000 pollos semanales, principalmente a Quito, contribuyendo al suministro de proteína en la capital.
Asimismo, los subproductos, como la gallinaza, se reciclan como fertilizante orgánico para cultivos como plátano, malanga, ajo y cebolla en provincias como Chimborazo. Esta práctica promueve la sostenibilidad y genera ingresos adicionales para los productores.
Desafíos en la producción avícola
A pesar de sus aportes, la industria enfrenta obstáculos significativos. Bastidas reportó una reciente sobreoferta de pollos de cuatro semanas, que redujo los precios de 75 centavos a 60–65 centavos por libra, generando pérdidas. Esta sobreoferta resulta de altas tasas de producción combinadas con menor consumo durante eventos como Semana Santa o el regreso a clases, cuando los presupuestos familiares priorizan otros gastos.
Además, las limitaciones económicas afectan el consumo. Con un salario básico de $450–$470, las familias reducen las compras de carne durante tensiones financieras, impactando la demanda. Bastidas señaló que la comercialización sigue siendo el principal cuello de botella, ya que los compradores rechazan pollos por defectos menores durante períodos de exceso.
Estrategias tecnológicas y ambientales
Para abordar estos desafíos, algunas granjas de Santo Domingo adoptan tecnología avanzada. Instalaciones modernas, con un costo de $250,000 para galpones de 32,000 aves, utilizan sistemas automatizados que controlan temperatura, humedad y ventilación. Empresas como Corproavic y Serpec emplean estas tecnologías, aunque Bastidas opta por métodos tradicionales debido a los altos costos de inversión.
Además, los productores implementan medidas sanitarias preventivas, vacunando pollitos contra enfermedades como Marex, Newcastle y Gumboro en incubadoras, con refuerzos en campo que garantizan bioseguridad. Estas prácticas minimizan pérdidas y mantienen la calidad del producto, esencial para competir en un mercado dominado por grandes productores.
Perspectivas futuras del sector avícola
De cara al futuro, Bastidas prevé que la adopción tecnológica definirá la industria. En 5–10 años, los productores sin infraestructura moderna podrían salir del mercado por ineficiencias. Él planea pasar de la producción a la comercialización, utilizando su red de distribución para permanecer competitivo. La exportación de pollo a las Bahamas, iniciada hace seis meses, indica un potencial de crecimiento, aunque los volúmenes exactos no están disponibles.
El apoyo gubernamental a través de Agrocalidad asegura supervisión regulatoria, exigiendo registros anuales y monitoreo de enfermedades. Este marco fomenta el crecimiento sostenible, aunque Bastidas señaló que los pequeños y medianos productores enfrentan presión de grandes corporaciones con estrategias de mercado agresivas.
La industria avícola de Santo Domingo es un pilar de la economía ecuatoriana, produciendo proteína asequible, generando empleo y promoviendo sostenibilidad. Sin embargo, las fluctuaciones económicas, la sobreoferta y la competencia plantean desafíos continuos. Con tecnología y comercialización estratégica, el sector puede mantener su rol vital en la seguridad alimentaria y la estabilidad económica.
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