La renovación del estado de excepción en Manabí y otras seis provincias, decretada por el presidente Daniel Noboa el 10 de junio, podría incluir posibles restricciones o suspensiones de eventos públicos. La medida, vigente hasta el 10 de julio, responde a una “grave conmoción interna” por el aumento de la violencia y acciones de grupos armados, según el documento oficial.
Aunque Manabí está exenta del toque de queda nocturno (22h00 a 05h00) aplicado en 22 cantones de otras provincias, la seguridad pública contempla la toma de medidas y controles a eventos masivos. Uno de los que está a la vista es la tradicional fiesta de San Pedro y San Pablo que se celebra en varios cantones de Manabí y que en Portoviejo, tiene su epicentro en Picoazá.
Nahím Lara, intendente general de Policía de Manabí, explicó que la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas tienen la autoridad para suspender eventos que comprometan el orden público. “En las mesas de seguridad, que se realizan en cada cantón, aprobamos planes de contingencia y definimos horarios según los índices de inseguridad”, afirmó.
#Portoviejo | Según la Intendencia de Policía, estas medidas podrían aplicarse en zonas identificadas como puntos con alto índice de violencia. Picoazá, en Portoviejo, donde este mes se celebra a San Pedro y San Pablo, es uno de ellos. pic.twitter.com/JmQUq3X6k8
— Manavisión Canal 9 (@manavisionec) June 11, 2025
Hay cinco puntos con alto índice de violencia
En Picoazá, los organizadores aún no han presentado un plan de contingencia, y antecedentes de desmanes en eventos previos podrían complicar la autorización, acotó Lara. “No solo Picoazá, sino comunidades aledañas presentan riesgos, lo que evaluamos para otorgar permisos”, agregó Lara.
Normalmente, las fiestas se extienden hasta las 02h00, pero en zonas con altos índices de inseguridad, los horarios podrían restringirse significativamente o los eventos podrían suspenderse. “La Policía y las Fuerzas Armadas han identificado puntos críticos en la provincia, y en función de eso tomamos decisiones”, señaló el funcionario. En ese sentido, según la información proporcionada por la Policía Nacional, los lugares con mayor incidencia de violencia son la parroquia San Pablo, El Florón, Nuevo Portoviejo, Crucita y Picoazá.
Una fiesta religiosa y tradicional
Las festividades de San Pedro y San Pablo, que tienen su punto máximo del 28 al 30 de junio, son un pilar cultural en Portoviejo, con actividades en Picoazá y Crucita. En otras zonas de Manabí, como Montecristi, San Jacinto y San Clemente también se realizan actividades que incluyen misas, desfiles de “gobiernos” con trajes distintivos, bailes, pregones y juegos artificiales.
Alfonso Suárez, coordinador de las celebraciones en Picoazá, detalló que el cronograma arrancó el 1 de junio con un pregón y continuará este 23 con una misa y entrega de cintas, seguido por la transmisión de mando el 24, un encuentro solemne de los ejércitos de ‘Blancos y Negros’ con bailes y juegos artificiales el 28. Mientras que las misas finales serán los días 29 y 30.
Sobre las posibles restricciones, Carlos Gines, dirigente del colectivo ciudadano por Picoazá, recordó que es una medida que se ha aplicado en los dos últimos años debido a la ola de violencia que afecta no sólo a Picoazá, sino también a la ciudad y al país. Por ello, indicó que, en caso de que las autoridades decidan restringir el horario de los bailes públicos o incluso suspenderlos, únicamente se desarrollarán las actividades religiosas. “La fiesta va porque va, aunque no haya baile. El resto de actividades sí las podemos realizar”, comentó el dirigente.