Las personas creyentes y agnósticas, para vivir, necesitan disponer de bienes y valores materiales y espirituales.
Necesitan agua, aire, vivienda, alimentación, pero también necesitan comprensión, empatía, solidaridad y amor verdadero.
El papa Juan Pablo II, en octubre de 1979, en la ONU manifestó: “Es lícito considerar separadamente los bienes materiales y los bienes espirituales para comprender mejor al hombre”.
Es urgente que se respeten los derechos humanos para que el mundo viva en paz.
El papa reinante León XIV denuncia: “El declive de la fe en favor del dinero, del poder o del placer”.
La comunidad actual vive una confusión y, a veces, no se distingue la verdad de la mentira. Ecuador también vive esa confusión.
El presidente Daniel Noboa Azin ha sembrado esperanza positiva.
Enderezar al país es difícil, pero no imposible. Tiene que combatir el desempleo, poner en su sitio a la delincuencia organizada, que tiene dinero y ha penetrado en las instituciones del Estado.
Desterrar la corrupción es urgente.
En el hospital de Sinaí, en Guayaquil, todavía hay “contratos protegidos”.
La administración de justicia, con las excepciones de rigor, está envuelta en cambalache. Los estímulos impúdicos caminan en las esferas de arriba y en las esferas de abajo.
Caso concreto: en el juicio 13334-2014-1389 el juez rechazó la demanda. Las partes apelaron desde diciembre del año 2020. El juicio está en la Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Provincial de Justicia de Manabí. ¿Por qué no se dicta la sentencia correspondiente? ¿Por qué tanta mora y demora? El señor presidente del Consejo de la Judicatura conoce los reclamos, y el caso sigue en espera.
Es indispensable corregir las graves falacias que existen en la administración pública y, desde luego, en la administración de justicia.