La reducción de las muertes maternas sigue siendo una deuda pendiente del sistema de salud nacional. Aunque prevenibles en la mayoría de los casos, siguen cobrando vidas y afectando profundamente a las familias y comunidades.
En Manabí, no es un problema ajeno. Se hace urgente, por lo tanto, que se replanteen las prioridades y se aumente la capacidad de respuesta del Estado.
Las principales causas son conocidas: la atención prenatal deficiente, la falta de acceso a servicios de salud de calidad, y factores culturales como el desconocimiento de los síntomas de alarma y el machismo. Pero también hay otros como la falta de movilidad, las vías en mal estado, la ausencia de ambulancias.
La Organización Mundial de la Salud estima que cerca de 800 mujeres mueren a diario en el mundo por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto. La clave está en actuar rápido: identificar los síntomas, llegar a tiempo a una unidad médica y recibir atención calificada.
En algunas zonas rurales de Manabí, estos pasos se vuelven inalcanzables por barreras estructurales. La respuesta debe ser integral y sostenida: fortalecer el primer nivel de atención, invertir en infraestructura sanitaria y garantizar transporte médico de emergencia.