Reflexiono y comento sobre los resultados electorales presidenciables en las dos últimas décadas de nuestro país y, concretamente, lo sucedido con nuestra provincia.
Revisemos y veamos que los manabitas hacen ganar en la segunda vuelta al candidato que no será presidente de los ecuatorianos. Ejemplos: cuando Rodrigo Borja fue elegido, ganó Abdalá Bucaram; cuando fue Sixto Durán-Ballén, ganó Jaime Nebot; cuando fue Abdalá Bucaram, en Manabí ganó Jaime Nebot; cuando fue elegido Jamil Mahuad, ganamos con Álvaro Noboa; fue elegido Guillermo Lasso y ganaron los correístas. Ahora Daniel Noboa es el presidente elegido y no ganó en Manabí.
Creo que los manabitas han tenido una pésima puntería en las elecciones de las segundas vueltas. Tengo dudas cuando fue elegido León Febres-Cordero porque creo que Rodrigo Borja ganó en Manabí. Te cuento que esto nunca lo olvidan quienes ganaron la presidencia y se guardan para sí un muy recordado resentimiento, por cuanto siempre tuvieron otras expectativas electorales en la provincia.
Otro dato que me hace reflexionar es el fenómeno sucedido con Álvaro Noboa, quien ganó en Manabí en casi todas sus participaciones en las elecciones presidenciales, triunfo que no se repite con su hijo, Daniel Noboa.
Recuerdo la campaña de 1998 y yo era alcalde del cantón más generoso que ha tenido nuestra provincia, el cantón Sucre, y ganó Álvaro, a quien se dice le hicieron fraude y perdió con una diferencia de apenas unos cien mil votos.
Porque Sucre ha sido el campeón de la generosidad y solidaridad con sus habitantes. De su jurisdicción territorial han nacido nuevos cantones como Jama en 1998 y San Vicente en el 2000. Ahora se trabaja al más alto nivel para que a Charapotó y San Isidro, parroquias rurales actuales de Sucre, se los declare nuevos cantones. Ya Lucio lo hizo con San Isidro. Recuerden que a Crucita se la cedimos a Portoviejo. No creo que exista otro cantón en la historia de nuestro país como lo ha sido el antes referido.
También te cuento que, ya sea como alcalde o como un ciudadano, apoyé —y apoyo— porque me hace feliz saber de la creación de nuevos cantones con sus propios municipios. Así crecen y progresan los pueblos. Jamás lo duden. No teman.