Un reciente informe del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) hace énfasis en la urgencia de que los gobiernos locales y regionales sean protagonistas del desarrollo sostenible desde su propia realidad.
Empoderar al poder local es, más que una opción, una necesidad.
La CAF revela que, aunque los gobiernos subnacionales gestionan una parte importante del gasto público, sus capacidades institucionales son limitadas. Esto les impide ejecutar políticas públicas con eficacia y atender con oportunidad las demandas ciudadanas.
En Ecuador, esta realidad es muy crítica. El modelo altamente centralizado del Estado restringe el margen de acción de los municipios y prefecturas, que dependen casi por completo del Ministerio de Economía para recibir los recursos que les corresponden.
La reciente estación lluviosa puso en evidencia la poca disponibilidad de recursos de los municipios para actuar en acciones de prevención y remediación. El retraso en el pago de asignaciones se volvió una camisa de fuerza para estas entidades.
No hay autonomía sin financiación. El Estado central debería ir cediendo espacio a los gobiernos locales, pero con recursos suficientes y oportunos.
Se debe entender que fortalecer al poder local no es debilitar al Estado, sino consolidarlo desde la base.