En una época donde la información abunda, pero el conocimiento profundo escasea, es urgente repensar el papel de la juventud en la generación de ciencia útil, aplicada y transformadora.
Portoviejo y la provincia de Manabí cuentan con cientos de jóvenes que, desde sus comunidades y espacios académicos, desarrollan proyectos sociales, ambientales, culturales y económicos con impacto real en el territorio. Sin embargo, gran parte de ese valioso trabajo queda en el anonimato, sin sistematización ni proyección. Es momento de impulsar una cultura de publicación científica juvenil que visibilice estas acciones y sirva como modelo de gestión para otras comunidades.
Los estudiantes universitarios, investigadores en formación y líderes juveniles están generando datos, experiencias y aprendizajes que pueden aportar significativamente al desarrollo local. Cada proyecto comunitario, cada intervención barrial o propuesta de mejora en el entorno representa una oportunidad para documentar, analizar y convertir la práctica en conocimiento sistematizado. Este conocimiento, canalizado a través de artículos científicos o informes técnicos, tiene el poder de trascender el tiempo y el espacio, y de inspirar la replicación de buenas prácticas en otros contextos.
Crear ciencia desde el territorio no significa únicamente escribir en revistas académicas. Se trata de construir una narrativa basada en la evidencia, con metodologías claras, datos reales y resultados verificables, que puedan ser útiles para tomadores de decisiones, comunidades vecinas, docentes, instituciones públicas y privadas. La ciencia local es tan valiosa como la global, y los jóvenes deben ser protagonistas de esta nueva forma de construir desarrollo.
Para ello, se requiere voluntad institucional desde universidades, gobiernos locales y centros de investigación que promuevan la publicación juvenil, ofrezcan espacios de capacitación en redacción científica y faciliten plataformas para la difusión de los hallazgos. La academia debe romper sus muros y vincularse profundamente con el territorio, convirtiendo a los jóvenes en multiplicadores del conocimiento útil y aplicable.
Publicar ciencia desde la experiencia es una forma poderosa de validar el trabajo juvenil, de dar voz a sus esfuerzos y de fortalecer la innovación social desde las comunidades. Si logramos que cada joven que transforma su entorno también lo documente y lo comparta, Portoviejo y Manabí no solo tendrán más líderes: tendrán referentes científicos comprometidos con el desarrollo humano y sostenible.