Moisés Caicedo, mediocampista del Chelsea y reciente campeón del Mundial de Clubes, compartió un almuerzo típico ecuatoriano con su esposa en Nueva Jersey, recordando sus raíces tras conquistar la cima del fútbol internacional.
Moisés Caicedo: el sabor del triunfo
Un plato de encebollado con chifle puede decir más que cualquier medalla. Y para Moisés Caicedo, el “Niño Moi”, fue el mejor modo de comenzar unas merecidas vacaciones tras una temporada inolvidable. Sentado junto a su esposa, Paola Salazar, en el restaurante ‘Ñaños593 Restaurant & Grill’, en Nueva Jersey, el campeón mundial del Chelsea volvió a saborear su tierra.
“El día que ganemos títulos, recién hablaremos de logros”, dijo alguna vez Caicedo. Y lo celebró a su manera: sin flashes ni protocolos y el sabor de su patria.
Las redes sociales del restaurante no tardaron en inmortalizar el momento. Fotos del ídolo ecuatoriano circulan con orgullo.
Un campeón con raíces humildes
Moisés Caicedo nació el 2 de noviembre de 2001 en Santo Domingo, Ecuador. Fue el menor de diez hermanos, creció en potreros y vendió velas y flores para ayudar en casa. Su vida cambió cuando Independiente del Valle apostó por él. Desde ahí, su carrera fue meteórica.
Su llegada al Brighton & Hove Albion lo catapultó a la Premier League. Poco después, en 2023, se convirtió en el futbolista ecuatoriano más caro de la historia, al fichar por el Chelsea. En menos de dos años ya se había ganado el corazón de la hinchada blue.
En el Mundial de Catar 2022, anotó ante Senegal y se convirtió en el ecuatoriano más joven en marcar en una Copa del Mundo, con 21 años y 27 días. Su evolución fue constante.
Títulos, historia y gloria de Moisés Caicedo
En mayo de 2025, el Niño Moi levantó la Conference League, anotando en la final ante el Real Betis. Fue el primer ecuatoriano en marcar en una final europea. Pero el verdadero hito llegó en julio: Chelsea venció al PSG y se coronó campeón del Mundial de Clubes. Caicedo fue capitán en los últimos minutos.
A pesar de la fama, los contratos millonarios y la presión de ser figura internacional, Caicedo no olvida su origen. Su siguiente destino es Ecuador, donde pasará parte de sus vacaciones.
Y mientras el vapor del encebollado se elevaba en el restaurante de Nueva Jersey, se mezclaba con algo más que aromas: con la nostalgia, con la memoria, con el orgullo. Porque ese niño que jugaba en los potreros de Santo Domingo no solo conquistó Europa, también enseñó a su país que se puede llegar lejos sin perder el camino de regreso.
Moisés Caicedo no solo saborea triunfos: saborea su historia. Y cada cucharada de encebollado es un recordatorio de que, aunque el mundo lo aplaude, su alma sigue vestida de Ecuador.