Ecuador enfrenta una alerta de tsunami tras el fuerte terremoto de 8.7 grados registrado en Rusia el martes 29 de julio del 2025, que podría impactar las costas en el Pacífico.
El Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) y la Secretaría de Gestión de Riesgos monitorean la situación con precaución. Aunque no han ordenado evacuación general, recomiendan que la población costera mantenga alerta y conozca medidas básicas de respuesta ante un posible tsunami.
El tsunami generaría olas de hasta 3 metros de altura, afectando principalmente a las provincias costeras como Esmeraldas, Manabí, Santa Elena, Guayas y El Oro. La advertencia de Inocar incluye particularmente a la región insular de Galápagos. Allí se prevé la llegada de las primeras olas a tempranas horas de este miércoles 30 de julio del 2025.
Consejos de prevención ante un tsunami
Ante el riesgo de tsunami, las autoridades instan a la población costera a seguir una serie de pasos fundamentales.
Primero, aléjate inmediatamente de la costa al sentir un terremoto fuerte o recibir alerta oficial; evacua hacia zonas altas sin esperar a ver el mar retirarse. Segundo, evita usar vehículos si no es necesario, para no colapsar las rutas de evacuación; camina siempre que puedas y sigue las rutas establecidas por los COE cantonales.
La tercera recomendación clave es mantenerse informado por canales oficiales como Inocar, ECU 911 y el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos, evitando difundir rumores o información no verificada.
Además, se aconseja tener preparada una mochila de emergencia que incluya agua, alimentos no perecibles, linterna, teléfono celular, radio, baterías, documentos importantes y medicamentos básicos. Por último, es vital no regresar a zonas costeras hasta que las autoridades declaren que el peligro ha pasado.
Zonas vulnerables y características
Las provincias con mayor exposición al tsunami son las costeras de Ecuador: Esmeraldas, Manabí, Santa Elena, Guayas y El Oro, donde las poblaciones cercanas al mar se encuentran en mayor riesgo. Esta alerta recuerda la situación vivida tras el terremoto de 7.8 en Manabí en 2016, cuando ya se activaron sistemas similares de alerta.
Un tsunami se produce cuando un terremoto submarino desplaza grandes masas de agua a gran velocidad hacia la costa. En mar abierto, estas olas pueden pasar desapercibidas, pero al llegar a tierra adquieren gran altura y tienen el potencial de provocar destrucción masiva.