Un sangriento enfrentamiento por disputa de poder entre facciones de Los Tiguerones en Socio Vivienda 2, Guayaquil, dejó 22 muertos, tres heridos que se debaten entre la vida y la muerte y masivos operativos policiales.
Una masacre perpetrada el 6 de marzo de 2025 en Socio Vivienda 2, al noroeste de Guayaquil, dejó 22 personas muertas. La Policía Nacional atribuye el ataque a una disputa interna entre Los Tiguerones, banda criminal en proceso de fragmentación, aliada a Los Choneros y Los Lobos.
Una masacre sin precedentes en Socio Vivienda de Guayaquil

El ataque, ejecutado por la facción Los Tiguerones Fénix, es uno de los episodios de violencia en un barrio, más letales en la historia de Guayaquil. Armados con fusiles y pistolas automáticas, los atacantes irrumpieron en viviendas de Socio Vivienda 1 y 2, ejecutando a 22 personas en un radio de 10 cuadras.
Según el general Pablo Dávila, comandante de la Zona 8 de Policía, el ataque es consecuencia de la pugna interna entre Los Tiguerones Fénix, aliados de Los Águilas (brazo armado de Los Choneros), contra la facción Tiguerones Igualitos.
«La fragmentación interna ha intensificado la violencia en sectores como Flor de Bastión y ahora Socio Vivienda», explicó Dávila. La disputa se agravó tras el asesinato de Daniel Gavilánez, alias ‘Cachete’, líder de los Tiguerones Fénix, ocurrido dos días antes de la masacre.
Orígenes de una guerra interna
El quiebre de Los Tiguerones se originó en 2024, cuando un grupo buscó restablecer la alianza con Los Lobos, antiguos socios y rivales de Los Choneros. En la organización criminal no todos estaban de acuerdo con esa medida y se generó una pugna. La captura en 2024 en España del líder de Los Tiguerones, William Alcívar Bautista, alias «Negro Willy», profundizó la división interna.
Alias «Negro Willy» y su hermano Álex Alcívar Bautista («Ronco»), segundo al mando, fueron arrestados en una operación conjunta entre las Policías de Ecuador y España. Tras su captura, las facciones rivales intensificaron los enfrentamientos por el control del narcotráfico y las extorsiones.
Militares en las calles y operativos de seguridad tras a masacre en Socio Vivienda

La Policía en conjunto con las fuerzas Armadas busca armas entre el monte y arroyos tras la masacre en Socio Vivienda de Guayaquil. Foto: API
El Bloque de Seguridad, integrado por Policía y Fuerzas Armadas, detuvo a 14 sospechosos del ataque. Entre ellos, dos adolescentes fueron aislados, mientras que cinco adultos tienen antecedentes por tráfico de drogas, homicidio y tenencia de armas.
Desde la masacre, patrullajes intensivos y cinco puntos de control se han desplegado en Nueva Prosperina, incluyendo Socio Vivienda y Monte Sinaí. Las autoridades buscan capturar a los líderes fugitivos de la facción Tiguerones Fénix.

En estas zonas los uniformados ingresan a vivienda, revisan hasta las camas. También recorren zonas montosas y riachuelos para buscar armas, municiones y delincuentes. Los primeros decomisos permiten ver parte del nivel de armas y municiones que hay en la zona.

Socio Vivienda, un barrio atrapado por la violencia
Socio Vivienda es parte de un proyecto habitacional iniciado durante el Gobierno de Rafael Correa. Con el tiempo se convirtió en un enclave dominado por bandas criminales.
Los residentes, entre el miedo y la impotencia, describen la zona como un «territorio sin ley». «Nos matan por ser pobres», expresó una vecina que teme por su vida. Varias familias siguen en la zona porque no tienen donde ir, pero otras han abandonado sus hogares por temor a nuevas represalias. En algunos casos las bandas se apoderan de sus viviendas y los obligan a salir.
Consecuencias en el sistema de salud y colapso en las morgues

La violencia también ha golpeado el sistema de salud. Dos centros médicos en Socio Vivienda 1 y 2 cerraron temporalmente por motivos de seguridad. El Ministerio de Salud informó que las atenciones se reanudarán el 10 de marzo en centros alternos.
En la morgue de Guayaquil, las familias enfrentan largas esperas para reconocer y retirar los cuerpos. «Esto es terrorífico, matan sin importar a quién», relató un familiar bajo anonimato. La falta de médicos legistas ha ralentizado el proceso de identificación que deben procesar los trámites de 22 cuerpos.
Afuera del laboratorio de medicina legal hay familias llorando a los asesinados y también se observa vehículos que llegan con féretros a la espera de que se entreguen los restos mortales de las víctimas de la masacre.