Un derrame de combustible ocurrido el pasado lunes 19 de mayo de 2025 en el estero Cadena, ubicado en La Concordia, Santo Domingo, se ha visto agravado por las condiciones climáticas. Si bien personal de Petroecuador desplegó barreras flotantes como medida de contención, las fuertes lluvias del lunes y martes provocaron una significativa crecida del estero, anulando la efectividad de estas barreras y permitiendo la extensión del derrame.
Tras el reporte del derrame de combustible en el estero Cadena el 19 de mayo, la respuesta inicial de Petroecuador consistió en la colocación de barreras flotantes. Estos dispositivos se esperaban que actuaran como un muro para impedir la propagación del hidrocarburo a lo largo del cuerpo de agua. La medida buscaba concentrar el derrame en un área específica para facilitar su posterior recolección y limpieza.
Las barreras no sirvieron de mucho
No obstante, el clima se convirtió en un factor determinante. La provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas experimentó intensas lluvias que se prolongaron desde la tarde del lunes 19 hasta la madrugada del martes 20 de mayo. El volumen de agua precipitada provocó un rápido y considerable aumento en el caudal del estero Cadena, transformando su comportamiento habitual.
La fuerza de la corriente generada por la crecida del estero demostró ser superior a la capacidad de contención de las barreras flotantes. Testigos en la zona reportaron cómo estos sistemas de captura de residuos flotantes fueron arrastrados y superados por el agua, perdiendo su posición estratégica. La sustancia contaminante se dispersó con la corriente, alcanzando potencialmente áreas más extensas del estero y sus alrededores.
Silencio de las autoridades ambientales
La falta de declaraciones oficiales por parte de Petroecuador o de las autoridades ambientales locales ha generado incertidumbre sobre las acciones futuras. La comunidad cercana al estero Cadena se mantiene a la espera de información detallada sobre el impacto real de la extensión del derrame. La efectividad de las medidas iniciales de contención se vio claramente comprometida por la fuerza de la naturaleza.
El derrame, confirmado posteriormente como resultado de una perforación clandestina de un oleoducto, pone en riesgo la salud de la población y la vida de las especies acuáticas, según informaron las autoridades locales. La contaminación se localiza en el límite del Bosque Protector La Perla y la pista Milton Torres, dentro de la jurisdicción de La Concordia.