Organizaciones criminales más violentas del mundo: impacto y alcance global

El crimen organizado domina regiones enteras con violencia, corrupción y redes ilícitas globales, representando una amenaza comparable a los conflictos armados internacionales. Las organizaciones criminales están presentes en todo el mundo.

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Los cárteles de México y Colombia son organizaciones criminales que controlan rutas de cocaína, marihuana, heroína y drogas sintéticas hacia Estados Unidos y Europa.
Los cárteles de México y Colombia son organizaciones criminales que controlan rutas de cocaína, marihuana, heroína y drogas sintéticas hacia Estados Unidos y Europa.
Los cárteles de México y Colombia son organizaciones criminales que controlan rutas de cocaína, marihuana, heroína y drogas sintéticas hacia Estados Unidos y Europa.
Los cárteles de México y Colombia son organizaciones criminales que controlan rutas de cocaína, marihuana, heroína y drogas sintéticas hacia Estados Unidos y Europa.

Redacción

Redacción ED.

El crimen organizado ha causado cerca de 700.000 muertes entre 2015 y 2021, según fuentes internacionales. Estas redes, presentes en América Latina, África, Asia, Europa y Norteamérica, operan con creciente sofisticación, erosionando la seguridad, las instituciones estatales y las economías globales. Las organizaciones criminales están presentes en todo el mundo.

Expansión global del crimen organizado

La criminalidad organizada se ha convertido en un fenómeno transnacional, responsable de cerca del 40% de los homicidios en el mundo. Sus operaciones abarcan desde el narcotráfico y la extorsión hasta el contrabando de armas, el tráfico de personas y la ciberdelincuencia.

Las organizaciones criminales aprovechan vacíos de gobernanza, corrupción sistémica e inestabilidad política para expandirse. Su impacto alcanza tanto a gobiernos como a empresas privadas y sociedades enteras, generando un círculo de violencia difícil de romper.

En muchas regiones, estas redes ejercen un poder equiparable o incluso superior al del propio Estado, estableciendo estructuras paralelas de control territorial y social.

América Latina: epicentro del narcotráfico

América Latina concentra algunas de las organizaciones criminales más notorias y violentas del planeta. Los cárteles de México y Colombia controlan rutas de cocaína, marihuana, heroína y drogas sintéticas hacia Estados Unidos y Europa, combinando violencia extrema con redes de corrupción.

En México, los cárteles han pasado de ser intermediarios a productores directos de drogas sintéticas como el fentanilo, un opioide que ha impulsado la actual crisis de sobredosis en Norteamérica. En Colombia, los antiguos cárteles de Medellín y Cali marcaron la historia con su violencia contra jueces y policías, mientras nuevos grupos continúan dominando corredores de narcotráfico.

En Centroamérica, las pandillas transnacionales como la Mara Salvatrucha (MS-13) y los Latin Kings ejercen control territorial a través de la extorsión, el tráfico de personas y la distribución de drogas. En Ecuador, la organización Los Choneros y Los Lobos han protagonizado episodios de violencia generalizada en cárceles y ciudades portuarias, mientras que en Brasil el Primeiro Comando da Capital (PCC) funciona con estructura casi paramilitar, controlando rutas de cocaína en la región amazónica.

África: crimen y terrorismo entrelazados

En África, el crimen organizado se cruza con insurgencias y terrorismo, especialmente en zonas de escaso control estatal. Boko Haram en Nigeria y Al-Shabaab en Somalia financian sus operaciones mediante el secuestro, la extorsión y el tráfico ilícito.

Estos grupos no solo representan una amenaza para la seguridad local, sino también para la estabilidad regional y el comercio internacional, al desestabilizar sectores críticos como la producción energética y las rutas comerciales.

Las redes criminales en el continente también controlan mercados ilegales de recursos naturales, como el oro y los diamantes, lo que agrava la violencia en estados frágiles.

Asia-Pacífico: tradición criminal y ciberdelincuencia

El panorama en Asia combina sindicatos tradicionales y redes modernas de ciberdelincuencia. En Japón, la Yakuza mantiene influencia en delitos financieros y en sectores como bienes raíces, aunque con menor visibilidad pública que en décadas anteriores.

En China, las Tríadas se consolidan como una de las organizaciones criminales más impenetrables del mundo, dedicadas al tráfico de heroína, falsificación de productos y blanqueo de capitales. Estas redes suministran además precursores químicos a cárteles latinoamericanos, clave en la producción de drogas sintéticas.

En países del sudeste asiático, el tráfico de personas y la explotación laboral son prácticas extendidas, con un mercado creciente en conexión con redes internacionales.

Oriente Medio: crimen, política y conflicto

En Oriente Medio, las estructuras criminales suelen superponerse con conflictos armados y tensiones geopolíticas. En Líbano, Hezbolá financia parte de sus operaciones mediante tráfico de drogas y blanqueo de dinero a través de una red global.

En Irán, redes asociadas al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) participan en el contrabando de petróleo, tráfico de armas y comercio ilícito, eludiendo sanciones internacionales.

Estas dinámicas criminales no solo alimentan la violencia regional, sino que también fortalecen a milicias proxy con alcance internacional, complicando los esfuerzos de seguridad global.

Europa: mafias históricas y redes transnacionales

Europa enfrenta tanto a mafias tradicionales como a redes criminales externas. La ‘Ndrangheta, originaria de Calabria (Italia), es considerada una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo, dominando el comercio europeo de cocaína y blanqueando miles de millones de euros en proyectos legales.

Otras mafias italianas como la Cosa Nostra, la Camorra y la Sacra Corona Unita siguen activas, manteniendo estructuras familiares rígidas y códigos de silencio.

Además, la mafia rusa y las pandillas balcánicas se destacan en ciberdelincuencia, tráfico de armas y extorsión transfronteriza, aprovechando la infraestructura financiera y la apertura de fronteras en la Unión Europea.

Norteamérica: cárteles y crisis de opioides

En Norteamérica, el crimen organizado se articula principalmente en torno a los cárteles mexicanos, que mantienen extensas operaciones de narcotráfico hacia Estados Unidos y Canadá.

En Estados Unidos, pandillas de motociclistas como los Hells Angels participan en redes de tráfico de armas y drogas, mientras grupos carcelarios mantienen poder en centros penitenciarios. La producción y tráfico de fentanilo desde México hacia Norteamérica ha intensificado la crisis de opioides, considerada una de las mayores emergencias de salud pública de la región.

Impacto en los Estados y las sociedades

Las organizaciones criminales ejercen un impacto profundo en las estructuras estatales y sociales:

  • Erosión estatal: en regiones de Nigeria, Colombia o Haití, las autoridades han perdido control territorial frente a grupos criminales.
  • Violencia masiva: homicidios, secuestros y extorsiones alcanzan niveles comparables a conflictos armados.
  • Corrupción política: redes criminales pactan con autoridades locales y nacionales, asegurando impunidad.
  • Impacto económico: narcotráfico, contrabando y blanqueo de capitales debilitan economías enteras.
  • Desplazamiento social: en Haití, casi 600.000 personas viven como desplazados internos a causa de la violencia de pandillas.

Adaptación tecnológica y nuevos retos

El crimen organizado se adapta a los retos de la modernidad con herramientas tecnológicas: uso de drones, criptomonedas, comunicaciones encriptadas y túneles subterráneos.

La convergencia entre terrorismo y crimen organizado se vuelve más evidente, con actividades lucrativas como secuestros y contrabando financiando agendas extremistas.

La producción y distribución de fentanilo y drogas sintéticas coloca a América Latina como epicentro de una de las amenazas más graves para la salud global.

Conclusión: un desafío global contra las  organizaciones criminales

El alcance del crimen organizado trasciende fronteras y sectores. Desde las mafias históricas en Europa hasta los cárteles latinoamericanos y las redes terroristas en África y Oriente Medio, estas organizaciones desafían a los Estados, afectan la economía mundial y ponen en riesgo la seguridad de millones de personas.

El análisis de su evolución y expansión evidencia que la lucha contra el crimen organizado requiere cooperación internacional, inteligencia compartida y políticas de largo plazo, más allá de las fronteras nacionales. (10)

 

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