El set de En contacto se transformó por unos minutos en un espacio de intimidad y honestidad. La mañana de este viernes, las presentadoras Gaby Díaz, Virginia Limongi y Dora West participaron en una dinámica que iba más allá del maquillaje: despojarse no solo de los productos cosméticos, sino también de las máscaras que la televisión impone. Frente al espejo y guiadas por el conductor Diego Spotorno, compartieron historias y reflexiones que rara vez se ven en pantalla.

Virginia y Gaby: entre críticas, cambios y batallas personales

La primera en tomar la palabra fue Gaby Díaz, quien habló de las críticas que ha recibido a lo largo de su carrera. “A veces las críticas son muy duras. Me gustaría que la gente conozca lo que somos realmente. Muchas veces se pierde el respeto al pensamiento de los demás”, confesó. Gaby también reflexionó sobre la transición de su imagen pública: de ser vista como “la chica de la tarde” a adoptar un perfil más familiar, algo que ella misma dice no haber planeado, pero que llegó con el paso del tiempo.

Virginia Limongi, por su parte, reveló que atraviesa un momento difícil en su vida privada. “Soy una persona sumamente hermética; mis batallas suelo pasarlas sola… Quiero que mi hija vea todo mi recorrido y se sienta orgullosa no de lo que he conseguido, sino del tipo de persona que he sido”, compartió con la voz cargada de emoción. Virginia también habló sobre su imagen corporal, un tema sensible en redes sociales. Contó que ha intentado subir de peso durante el último año y, aunque no ha alcanzado el número deseado, aprendió a aceptarse tal como es. “Me veo al espejo y me gusto. Quizás no estoy en el peso que quisiera, pero aprendí a quererme”, dijo.

El precio del profesionalismo

MIentras se quitaba el maquillaje, Dora West recordó un episodio especialmente duro: la muerte de su suegro mientras ella trabajaba. “Decidí no comentarlo. Fue en Brasil y yo estaba aquí. Mi cabeza estaba en otro país, pero vine a cumplir con mi trabajo”, explicó, dejando ver la parte más exigente y a veces dolorosa de trabajar en televisión en momentos personales difíciles. Dora también habló sobre cómo la autoevaluación frente al espejo puede influir en su día: “Cuando me levanto y me veo defectos frente al espejo, mi día cambia. Por eso trato de empezar el día creyéndomelo, porque eso define cómo salgo al mundo”.

Detrás del maquillaje, la fuerza de seguir adelante

Durante la conversación, Gaby Díaz fue especialmente sincera sobre los momentos más oscuros que ha atravesado. “He estado en momentos donde no quería verme frente al espejo. He sentido que la vida me ha tirado al piso. Pero escucho a mis hijos llamarme ‘mamá’ y eso me levanta. Sé que los momentos duros pasan”, contó. Sus palabras conectaron con la realidad de muchas mujeres que comparten roles de madre y profesional.

Virginia también elogió el cambio que ha visto en Gaby: “Ella aprendió a quererse más. Decía que a sus 40 se siente de 20, y eso es lo que muchas mujeres buscan”. Fue un momento de complicidad que mostró la unión que existe entre ellas, más allá de la pantalla.

Un mensaje de autenticidad

La dinámica no solo dejó ver sus rostros sin maquillaje, sino también historias de esfuerzo, aceptación y resiliencia. En tiempos donde la imagen parece definirlo todo, el mensaje fue claro: más allá del brillo de las luces y los retoques de maquillaje, hay mujeres reales que también tienen días difíciles, inseguridades y retos personales.

Con esta conversación frente al espejo, En contacto ofreció a su audiencia algo más profundo: la oportunidad de ver el lado humano de quienes, cada mañana, entran a los hogares ecuatorianos a través de la pantalla.