La voz de Fresia Saavedra volverá a sonar: su hija Hilda Murillo impulsa un monumento sonoro en Guayaquil

A un año de la partida de la icónica Fresia Saavedra, su familia prepara un homenaje que busca mantener vivo su legado musical.

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La voz de Fresia Saavedra volverá a sonar: su hija Hilda Murillo impulsa un monumento sonoro en Guayaquil
Saavedra falleció el 18 de julio de 2024.
La voz de Fresia Saavedra volverá a sonar: su hija Hilda Murillo impulsa un monumento sonoro en Guayaquil
Saavedra falleció el 18 de julio de 2024.

Kerlley Ponce

Redacción ED.

Kerlley Ponce

Redacción ED.

Nació en Portoviejo en 1998. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, mención Periodismo por la... Ver más

El 18 de julio se cumple el primer aniversario del fallecimiento de la cantante y compositora guayaquileña Fresia Saavedra Gómez, reconocida por décadas como una de las grandes figuras del pasillo y la música nacional. Su hija, la también artista Hilda Murillo, ha decidido recordarla no solo con una misa conmemorativa, sino también con un proyecto especial: un monumento sonoro que reproducirá cuatro de sus canciones más emblemáticas, para que su voz vuelva a escucharse en su ciudad natal.

Un homenaje que trasciende el recuerdo

La misa en honor a Saavedra se celebrará este sábado 19 de julio, a las 18:30, en la iglesia San Gabriel de la Dolorosa, en la ciudadela Kennedy. Murillo explica que este acto será cantado, porque su madre “vivió para la música” y así debe ser recordada.

Pero la familia busca ir más allá de la memoria: el verdadero homenaje será un monumento sonoro que, gracias a un sistema de audio, permitirá que los transeúntes escuchen las melodías inmortales de “La Señora del Pasillo”. La artista plástica Hellen Constante es la responsable de la escultura, que tendrá la estatura real de Saavedra —1,55 metros— y estará elaborada en resina y fibra de vidrio, con un acabado en pátina de bronce.

El lugar elegido para ubicarla es simbólico: el Puerto Santa Ana, en el Museo de la Música Popular Julio Jaramillo, espacio donde Saavedra compartió escenario durante años junto al maestro Carlos Rubira Infante.

Arte, música y voluntad

El proyecto, que lleva dos años gestándose, ha avanzado gracias al esfuerzo conjunto de Murillo, Constante y un pequeño grupo de colaboradores, enfrentando dificultades por la falta de apoyo institucional. “Lo estoy haciendo sola, con ayuda de amigos y del público”, admite Murillo, quien estima que la obra podría completarse en septiembre.

Para sumar recursos, se ha organizado un concierto benéfico el próximo jueves 31 de julio, en el Teatro Las Cámaras. Artistas como Amado Terán, Leo Vasco, Cristina Vera, Francisco Vicente y la propia Hilda Murillo se unirán para rendir tributo a Saavedra, coincidiendo con el cierre de las fiestas julianas.

Además, Murillo lidera el Festival Nacional del Pasillo, previsto para el 1 de octubre en el Teatro Centro Cívico, que reunirá a artistas de distintas provincias con el propósito de acercar este género tradicional a nuevas generaciones.

EL legado de Saavedra marcó vidas

Más allá de su carrera como intérprete, Fresia Saavedra fue maestra, compositora y formadora. Enseñó durante más de 40 años en colegios públicos y en el Museo Julio Jaramillo, donde transmitió a decenas de jóvenes el valor del pasillo, sanjuanito y otros géneros ecuatorianos.

Murillo recuerda con orgullo que su madre grabó junto a Julio Jaramillo algunas de las canciones que impulsaron la carrera del “Ruiseñor de América”, como Pobre mi madre querida. “Ella no solo cantaba, enseñaba historia, técnica y pasión por nuestra música”, dice.

Fresia Saavedra, la madre, la artista, la guía

El primer año sin Fresia ha sido especialmente duro para Hilda Murillo. Entre lágrimas, reconoce que aún le cuesta escuchar las canciones de su madre sin quebrarse: “Me dicen que la deje volar, pero no puedo. Es un sentimiento que no controlo, porque para mí sigue aquí, conmigo”.

Las cenizas de Saavedra permanecen en la casa de Murillo. “Aunque me dicen que no debería tenerlas, para mí es mi compañera hasta el día en que yo también parta”, confiesa.

Entre las enseñanzas que más atesora está una frase que define el carácter de Fresia: “Mijita, tú tienes que vender tu voz, no tu cuerpo”. Palabras que guiaron su carrera y su vida.

Un tributo para siempre

El monumento sonoro que se prepara no es solo una escultura: es la promesa de que la voz de Fresia Saavedra seguirá acompañando a Guayaquil. Gracias a la fuerza de su hija, a la memoria colectiva y al amor por la música nacional, su legado no quedará en el silencio del pasado, sino que continuará resonando, generando orgullo y despertando emociones en quienes la escuchen.

Así, “La Señora del Pasillo” seguirá cantando, no solo en los corazones de quienes la conocieron, sino también en cada nota que volverá a sonar en su ciudad.

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