Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador, conmemora cada 25 de julio su aniversario de fundación.
Este hecho no fue un evento aislado, sino el resultado de un complejo proceso de conquista española, marcado por múltiples traslados y enfrentamientos con las poblaciones nativas precolombinas.
Cambios
Durante la invasión española iniciada en 1534, la ciudad conocida como Santiago de Guayaquil cambió de ubicación y nombre en varias ocasiones.
Su proceso fundacional comenzó con la llegada de Diego de Almagro a la serranía norte del antiguo Tahuantinsuyo incaico, enviado por Francisco Pizarro desde Cuzco para acelerar la colonización y fortificar el territorio frente a una posible invasión de Pedro de Alvarado, quien avanzaba desde América Central.
Tras negociaciones entre Almagro y Alvarado, se decidió trasladar la ciudad, organizándose dos expediciones: una liderada por Sebastián de Benalcázar hacia el norte, que fundó la villa de San Francisco de Quito el 6 de diciembre de 1534, y otra hacia el litoral, que inicialmente tomó un rumbo erróneo hacia el sur y regresó a Piura. Posteriormente, Benalcázar organizó una nueva expedición marítima hacia el golfo de Guayaquil, remontó el río Guayas y estableció la ciudad en esa región.
Uno de los principales obstáculos para el asentamiento definitivo de Guayaquil fue la resistencia de los pueblos originarios, que consideraban a los españoles invasores. La población fundada por Benalcázar a finales de 1535 resultó casi destruida por incendios provocados por los chonos.
Guayaquil: tres fundaciones
Guayaquil tuvo tres fundaciones oficiales. La primera fue el 25 de julio de 1535, a cargo de Sebastián de Benalcázar. La segunda, la realizó Francisco Zaerá en 1536. Finalmente, la tercera y definitiva fundación la llevó a cabo el conquistador español Francisco de Orellana. Él estableció la ciudad en el Cerro Verde, a orillas del río Guayas, el 25 de julio de 1538.
Esta última fundación fue notificada al rey de España, por Orellana, quien declaró: “Poblé y fundé, en nombre de Su Majestad, una ciudad a la cual puse el nombre de Santiago”.
El origen del nombre Guayaquil está atribuido a una leyenda que honra al gran cacique Guayas y a su amada compañera Kill.
Según la historia, ambos, al ser conquistados, se dirigieron al cerro que ahora se conoce como Santa Ana. Allí, el cacique Guayas clavó una estaca en el pecho de Kill antes de quitarse la vida, sellando un acto de resistencia y amor.
Metrópoli
Desde entonces, Guayaquil se ha caracterizado por el arduo trabajo de su gente, su incomparable alegría y un espíritu patriótico y heroico.
Sus decisiones políticas, jurídicas, culturales, científicas, literarias y artísticas reflejan un pensamiento dinámico y una acción constante que han forjado su identidad como un puerto vital y una metrópoli pujante de Ecuador.