Con el lema “Manos en acción: Menos residuos, menos contaminación”, la Dirección de Ambiente del Municipio de Guayaquil organizó este sábado una minga en el ramal del Estero Salado. La jornada se realizó a la altura de la Base Naval San Eduardo y del estadio Monumental. La actividad reunió a ciudadanos, autoridades y voluntarios en un mismo objetivo: cuidar los ecosistemas urbanos. El evento se enmarcó en la conmemoración del Día Internacional del Reciclaje, fecha que busca generar conciencia sobre el impacto de los residuos en el planeta.
En esta ocasión, el municipio enfocó su trabajo en el Estero Salado, uno de los pulmones ecológicos de la ciudad y parte del frágil ecosistema de manglar. Desde temprano, los voluntarios comenzaron la recolección de desechos. En pocas horas, lograron reunir tres toneladas de basura, entre botellas de vidrio, plásticos, pañales, tarrinas y otros elementos contaminantes. Con guantes, sacos y mucho esfuerzo, limpiaron una zona altamente afectada por el mal manejo de los residuos.
Isabel Tamariz, directora de Ambiente del Municipio de Guayaquil, participó activamente en la jornada. Aseguró que estas actividades fortalecen la educación ambiental. “Creamos conciencia en la ciudadanía sobre la adecuada disposición de los residuos sólidos, para cuidar estas áreas de ecosistemas frágiles como es el caso del manglar”, dijo. Junto a ella estuvo la concejal Blanca López, presidenta de la Comisión de Ambiente. Destacó el trabajo en equipo y el compromiso de los voluntarios.
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La acción ambiental debe ser constante
Según la edil, la acción ambiental debe ser constante y no limitarse a fechas especiales. Por eso, insistió en la necesidad de reforzar campañas informativas y operativos de limpieza. El Estero Salado cumple funciones clave para la ciudad. Sirve como barrera natural que reduce el riesgo de inundaciones. También es hogar de numerosas especies de flora y fauna. Sin embargo, la contaminación lo amenaza cada día. El ingreso de basura, aguas servidas y desechos industriales afecta su equilibrio y pone en riesgo su biodiversidad.
Frente a este panorama, el Municipio de Guayaquil promueve acciones concretas. Además de mingas, impulsa proyectos de restauración ambiental, educación en escuelas y charlas comunitarias. Según el cabildo, el cambio empieza por pequeños gestos: separar los residuos en casa, no arrojar basura en la calle y denunciar focos de contaminación. Al final de la jornada, los organizadores agradecieron a los voluntarios y reafirmaron su compromiso con el ambiente.
La Dirección de Ambiente recordó que las puertas están abiertas para todos quienes deseen sumarse a este tipo de actividades. Con estas acciones, el Municipio de Guayaquil busca construir una ciudad más limpia, verde y consciente. La protección del Estero Salado no es solo tarea del municipio. Es una responsabilidad compartida que exige compromiso de todos los ciudadanos.