El jueves 24 de julio de 2025 se estrenó el octavo y último episodio de “Chespirito: Sin querer queriendo”, la bioserie que narra la vida del reconocido comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños, y que desde su lanzamiento ha generado intensas reacciones por su retrato de relaciones personales, conflictos profesionales y especialmente, la figura de su primera esposa, Graciela Fernández.
A lo largo de ocho capítulos emitidos por HBO Max desde el 5 de junio, la producción, desarrollada y supervisada por Roberto y Paulina Gómez Fernández, hijos del actor, ha expuesto aspectos íntimos y controversiales del creador de El Chavo del 8. La serie mezcla ficción con hechos documentados, lo que ha desatado debates tanto por su fidelidad histórica como por su carga emocional.
Final cargado de emociones y disputas
El episodio final no fue el más intenso en términos narrativos, pero sí ofreció un cierre emotivo que profundiza en el conflicto sentimental entre Gómez Bolaños y Graciela Fernández, así como en las últimas interacciones del elenco original.
Entre los momentos destacados se incluye la despedida de Ramón Valdés (Don Ramón), la filmación de la película El Chanfle y la decisión definitiva de Carlos Villagrán (Quico) de separarse profesionalmente de Chespirito, tras disputas por los derechos de su personaje.
La narrativa también explora el momento en que Graciela Fernández confronta a Gómez Bolaños tras descubrir señales de una relación paralela con Florinda Meza, representada en la serie como «Margarita Ruiz». La escena de la ruptura se recrea con dramatismo, aunque difiere de los relatos conocidos, como la entrevista en la que Graciela Fernández declaró que fue el comediante quien tomó la decisión final de separarse.
Reacciones en redes sociales: elogios, críticas y memes
Tras el estreno del episodio final, las redes sociales se inundaron con comentarios divididos. Por un lado, usuarios destacaron la actuación de Pablo Cruz Guerrero como Chespirito, la calidad de producción y el uso de material de archivo. Muchos calificaron el cierre como “nostálgico” y “conmovedor”, en especial por la recreación del universo de El Chavo del 8.
Frases como “Uno puede recuperar el dinero, el amor, el prestigio, pero no el tiempo” se viralizaron por su tono reflexivo. También se compartieron escenas de la vecindad como tributo al legado del actor.
En contraste, surgieron críticas por lo que algunos consideraron una representación “tendenciosa” de personajes como Meza y Villagrán. Parte de la audiencia acusó a la serie de manipular eventos para favorecer la versión de los hijos de Fernández, mientras que otros cuestionaron la veracidad del tratamiento de las relaciones amorosas y profesionales.
La polémica en torno a Florinda Meza y Carlos Villagrán
Uno de los principales focos de controversia fue la interpretación del triángulo amoroso entre Gómez Bolaños, Meza y Graciela Fernández. Aunque Meza no autorizó el uso de su nombre ni participó en la producción, su figura fue claramente aludida mediante el personaje de Margarita Ruiz.
La actriz ha negado públicamente que su relación con Chespirito se desarrollara como la serie lo sugiere. Incluso ha rechazado que fuera la causante de su separación matrimonial. Sin embargo, muchos espectadores han tomado la representación como un reflejo fiel de la historia real. Esto ha desatado ataques y contenido negativo contra ella en redes sociales.
Villagrán, por su parte, es mostrado en la serie como una figura en ascenso que busca autonomía comercial para su personaje. Esto genera tensiones con Gómez Bolaños y culmina con su salida del grupo original tras El Chanfle.
Posible segunda temporada en el horizonte
Aunque inicialmente se anunció que la serie tendría una sola temporada, Roberto Gómez Fernández ha declarado que existe la intención de producir una segunda entrega. Aún no hay fecha ni enfoque definido, pero se especula que podría profundizar en los años posteriores al éxito de Chespirito. Es decir, sus proyectos internacionales y sus últimos años de vida.
La serie, que combinó dramatización con archivo histórico, ha reafirmado el impacto cultural de Roberto Gómez Bolaños en América Latina. También ha abierto una nueva etapa de debate sobre su legado, su vida personal y los recuerdos colectivos asociados a su obra.