Antony De Ávila, conocido como ‘Pipa’ y exestrella de la selección Colombia y Barcelona SC, cumple una condena por narcotráfico internacional. Desde 2021 se encuentra recluido en la prisión de Poggioreale, en Nápoles, Italia. Al exdelantero, hoy de 62 años, lo arrestaron durante unas vacaciones, acusado de vínculos con el clan Buonerba, una organización criminal dedicada al tráfico de drogas entre otros delitos.

La sentencia, que data de una condena en ausencia en 2004, lo mantendrá encarcelado hasta al menos 2033. En Ecuador, conocido como «Pipa» De Ávila es recordado por su paso por Barcelona SC. Allí fue goleador y logró el campeonato en 1998. Ese mismo año disputó la final de la Copa Libertadores que el ídolo perdió con Vasco da Gama de Brasil.

Antony De Ávila fue ídolo en Ecuador

Antony De Ávila, recordado por su brillante carrera en el fútbol colombiano, enfrenta ahora condiciones carcelarias que han sido señaladas como inhumanas. La prisión de Poggioreale, diseñada en 1914 para 1.680 reclusos, alberga actualmente casi el doble, según datos del sistema penitenciario italiano. Este hacinamiento, junto con denuncias de maltratos y torturas, ha convertido al centro en uno de los más notorios de Europa.

Informes de organizaciones de derechos humanos, como los publicados entre 2015 y 2016, han catalogado a Poggioreale como una de las prisiones más peligrosas del mundo. Allí existen  problemas estructurales y violaciones a los derechos de los reclusos.

Italia es inflexibe a casos de narcotráfico

Fabrizio de Maio, abogado de Antony De Ávila,  explicó que el sistema judicial italiano es inflexible con delitos de narcotráfico. Aquello reduce las posibilidades de beneficios penitenciarios o una reducción de la condena. La ausencia de un tratado de extradición o traslado de prisioneros entre Colombia e Italia complica aún más la situación. Aquello obliga al exfutbolista a permanecer en Poggioreale.

Su familia, según declaraciones a medios como Las 2 Orillas, ha expresado preocupación por su salud física y emocional, agravada por las precarias condiciones del penal. En Colombia, el caso ha generado reacciones en el ámbito deportivo. Tulio Gómez, presidente del América de Cali, equipo en el cual el «Pipa» fue figura, defendió a De Ávila, sugiriendo que su detención podría deberse a estar en el lugar equivocado.

La familia ha vendido propiedades

Gómez recordó de un incidente previo en el que tras ser detenido, Ávila quedó en libertad ya que se probó su inocencia. Sin embargo, la gravedad de los cargos actuales y la condena de 12 años han limitado las posibilidades de defensa. La familia del exjugador ha recurrido a la venta de propiedades para costear los gastos legales, pero no ha recibido apoyo significativo del gobierno colombiano ni de los clubes donde De Ávila dejó su legado.  

El contexto de Poggioreale refleja problemas sistémicos en el sistema penitenciario italiano. Apodada “la cárcel de la Camorra”, la prisión ha sido objeto de críticas por su deterioro, falta de control y condiciones de hacinamiento extremo. Organizaciones internacionales han advertido sobre la crisis humanitaria en el penal. Allí los reclusos enfrentan limitaciones en acceso a atención médica y servicios básicos.

El caso de De Ávila, un ídolo que marcó una era en el fútbol colombiano y ecuatoriano, pone de relieve las dificultades del sistema carcelario italiano. También la falta de mecanismos bilaterales entre Colombia e Italia. Mientras su familia continúa buscando soluciones, el futuro del exdelantero permanece incierto en un entorno penitenciario marcado por la precariedad y el abandono.