Un estudio conjunto del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y la Universidad de Turku ha revelado que, en grupos de gorilas de montaña, las hembras dominan al menos a un macho, incluso en una especie considerada históricamente como uno de los grandes simios con mayor sesgo de poder masculino. La investigación, basada en tres décadas de observaciones, cuestiona las nociones tradicionales sobre las jerarquías de género en primates.
Un cambio en la percepción del poder en el reino animal
Hace más de 50 años, se descubrió que en algunas especies, como las hienas moteadas y ciertos lémures, las hembras ejercen poder sobre los machos, lo que desafió la creencia de que el dominio masculino era universal en los mamíferos.
Este nuevo estudio sugiere que estos casos no son excepciones, sino parte de un espectro de relaciones de poder que puede ir desde el predominio masculino hasta el femenino, dependiendo de la especie y el contexto social.
En el caso de los gorilas, los investigadores se centraron en su marcado dimorfismo sexual —los machos son mucho más grandes y poseen caninos más desarrollados—, lo que había llevado a pensar que su estructura social estaba fuertemente inclinada hacia el poder masculino.
Resultados clave: hembras que ganan conflictos
El análisis de datos de cuatro grupos de gorilas salvajes mostró que casi todas las hembras dominan a al menos un macho no alfa. Aunque su peso es aproximadamente la mitad del de un macho adulto, las hembras ganan uno de cada cuatro conflictos.
El estudio plantea varias explicaciones:
- Apoyo de machos alfa a las hembras para que dominen a otros machos.
- Estrategia de los machos no alfa de ceder en interacciones competitivas para conservar su lugar en el grupo.
- Acceso prioritario a recursos alimenticios por parte de las hembras sobre los machos dominados, lo que contradice la idea de que ambos sexos compiten por recursos distintos.
Más que tamaño y fuerza
Martha Robbins, directora del proyecto de investigación a largo plazo sobre gorilas de montaña en Bwindi, señaló que las hembras superan en rango a machos de distintas edades, lo que indica que el poder no depende únicamente del tamaño corporal o la fuerza física.
Estos resultados refuerzan la hipótesis de que en las relaciones de poder intervienen otros factores, como alianzas sociales, estrategias reproductivas y cooperación en la defensa de recursos.
Implicaciones para la ciencia y la comprensión humana
El hallazgo amplía la visión sobre las dinámicas de poder entre machos y hembras en los grandes simios. En un extremo de este espectro se ubican los bonobos, con sesgo femenino, y en el otro los chimpancés, con sesgo masculino.
Comprender que en especies con fuerte dimorfismo sexual, como los gorilas, las hembras pueden ejercer dominio, plantea preguntas sobre el origen de las estructuras de poder humanas y desmitifica la idea de que el patriarcado es un simple legado biológico de los primates.
Además, el estudio abre nuevas líneas de investigación sobre cómo la ecología, el comportamiento social y la evolución influyen en las jerarquías de poder, más allá de las diferencias físicas.