Cientos de ecuatorianos pasan una odisea para salir de la guerra de Ucrania



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La invasión rusa de Ucrania ha generado todo un éxodo de cientos de miles de ucranianos pero también la salida abrupta de miles de estudiantes extranjeros, entre ellos unos 700 ecuatorianos, que se encuentran en Polonia, Rumanía y Eslovaquia, a la espera de ser repatriados.

Tana Carvajal es una estudiante que estudiaba en la universidad de Ivano-Frankivsk, al oeste de Ucrania.

Junto a otros seis compatriotas de Quito, Región Costa y Amazonia, trató durante días, sin éxito, salir del país.

El aeropuerto de Ivano-Frankivsk, una ciudad situada a 600 kilómetros al oeste de Kiev, fue alcanzado por cohetes rusos al inicio de la guerra.

En diálogo telefónico con Efe, ya a salvo en territorio de Eslovaquia, la joven cuenta que fueron “momentos difíciles”, cuando piensa en la odisea que vivió con sus compañeros.

Los siete trataron de abandonar el país a través de la frontera con Polonia, por el paso fronterizo de Shenyni, donde estuvieron “parados un día entero”.

“Los militares ucranianos eran agresivos con nosotros y no nos dejaban avanzar en la fila, ya que daban prioridad a mujeres y niños, hasta que nos cansamos de esperar”, recuerda.

Tras quedar varados en esa frontera, y víctimas de lo que consideran una “gran discriminación” por parte de las autoridades ucranianas, los jóvenes decidieron regresar a “su ciudad”, a Ivano-Frankivsk.

Desde allí, salieron en taxi rumbo a la frontera con Eslovaquia, a través del paso fronterizo de Uzhhorod, que lograron superar sin problemas, aunque el último tramo lo tuvieron que pasar andando.

“La situación y el trato aquí fueron totalmente diferentes”, cuenta Carvajal.

Ahora el grupo espera poder viajar a Varsovia, la capital de Polonia, donde les espera un primer vuelo humanitario fletado por el Gobierno de Ecuador.

Se espera que ese vuelo despegue este miércoles por la noche y en él viajarán otros 350 jóvenes ecuatorianos que estudiaban hasta el pasado jueves en Ucrania.

DE ODESA A ECUADOR

A unos mil kilómetros más al sureste de Europa, en Bucarest, la capital de Rumanía, se encuentra otro grupo de ecuatorianos que esperan unirse allí en un vuelo fletado por el Gobierno mexicano.

Desde México volarán finalmente a su país para encontrarse con sus familias en Ecuador.

Uno de ellos es Sebastián Naranjo, de 21 años y natural de Riobamba, marino de profesión y que vivía con su mujer ucraniana en Odesa, una ciudad portuaria cerca de la frontera rumana.

“Salimos de allí el sábado por carretera y después de pasar por Moldavia llegamos a Rumanía”, cuenta Naranjo a Efe acompañado de su esposa Yekaterina.

Los dos jóvenes hicieron su tortuoso viaje en taxis y autobuses hasta la capital rumana junto con otro matrimonio mixto, ecuatoriano-ucraniano.

“Es difícil creer que esté pasando esto, estoy muy afectado por la situación y espero poder volver cuando las cosas se resuelvan”, asegura David Medina, de 27 años.

Vivía desde 2016 con su esposa Victoria en Odesa y trabajaba en una empresa de márketing.

Ambos destacan ahora el espíritu cívico con el que han reaccionado los ucranianos a la invasión rusa.

“En los mercados bajaron los precios para ayudar a la gente”, cuenta Naranjo, que también estudia Navegación en Odesa.

“La gente se ha organizado por sí sola, de manera comunitaria”, cuenta.

ESTUDIOS DE UCRANIANO

Naranjo y Medina acaban de llegar a Bucarest y se han alojados en el apartamento que tienen alquilado otros dos jóvenes ecuatorianos, Jhoao Estrella y Ariel Ayo.

Estos dos jóvenes estudiaban ucraniano en la ciudad de Vinnytsia, situada en el centro oeste de este enorme país, el segundo más grande de Europa.

“No nos querían dejar salir; tuvimos que tirar el equipaje desde un tercer piso y decir que íbamos a la tienda”, cuenta Ayo, de 18 años.

Desde allí querían viajar en tren a Lviv, cerca de la frontera con Polonia, pero como no había lugar tomaron un taxi hasta Moldavia, donde cruzaron la frontera hacia seguridad.

Eso sí, antes de abandonar Ucrania pasaron un momento de tensión. “Nuestras visas estaban caducadas, por lo que nos confiscaron los pasaportes durante cinco horas”, recuerda con angustia Estrella, de 19 años y natural de Quito.

Finalmente, los guardias ucranianos les dejaron pasar después de pagar una multa.

Desde Moldavia se desplazaron a Rumanía, donde alquilaron el apartamento en que esta noche dormirán también Naranjo y Medina antes de volar mañana a México y luego a Ecuador. EFE