Ya es tiempo de que la Asamblea Nacional se centre en su trabajo, conforme dispone la Constitución, y deje a un lado la división motivada por el odio político y los intereses grupales.
Lo ocurrido en los últimos días demuestra que predominan las prácticas de la confrontación, el escándalo y la corrupción. Es visible que algunas bancadas actúan movidas por intereses propios, a espaldas de lo que conviene a los ciudadanos.
No puede entenderse cómo hay legisladores que promueven actos de protesta cuando su rol es de contribuir desde los cargos para los que fueron electos por los ciudadanos a un país con mejores niveles de gobernabilidad y con leyes que favorezcan el desarrollo.
“Predominan las prácticas de la confrontación, el escándalo y la corrupción, que decían haber desterrado”.
Es lamentable que existan asambleístas involucrados en actos de corrupción, no solo ahora sino, incluso, en períodos anteriores.
Los ciudadanos no merecen que los políticos a los que escogieron para que los representen se dediquen a la disputa política en vez de canalizar sus energías e iniciativas a la construcción de un mejor país, mucho más ahora, cuando se requieren esfuerzos comunes para salir de la crisis.
La Asamblea Nacional se ha pasado casi un año entre disputas y escándalos. Ahora debe pensar en la ciudadanía.
Editorial de El Diario publicado este miércoles 30 de marzo del 2022 en nuestra edición impresa.