Un sueño verde florece en el corazón del sur de Guayaquil. El Bosque Urbano Nativo (BUN) de la Av. 25 de Julio celebra su primer aniversario, consolidándose como un hito ambiental que regenera suelos, produce oxígeno y fomenta la biodiversidad, informó el municipio. Este proyecto, impulsado por el Municipio de Guayaquil y Fundación La Iguana, transforma un redondel de 4.435 m² frente al Puerto Marítimo en un ecosistema vivo.
En solo un año, el bosque ha generado más de 320 millones de litros de oxígeno, según datos oficiales. Además, alberga 5.970 plantas nativas, entre árboles, arbustos y hierbas, que recrean el bosque seco tropical. Según un comunicado, gracias a técnicas de compostaje y la incorporación de bacterias y hongos cultivados, el proyecto reactiva ciclos naturales, atrayendo fauna diversa. Más de 55 especies, incluyendo aves, iguanas, abejas melíferas y mariposas, han encontrado refugio en este espacio.
Especies en peligro de extinción, como ciertos insectos y reptiles, también han regresado, según el Municipio de Guayaquil. Por otro lado, el diseño ecológico del bosque reduce plagas sin agroquímicos. Depredadores naturales, como mariquitas, controlan insectos invasores, fortaleciendo el equilibrio del ecosistema. La Fundación La Iguana, con 13 años de investigación, lidera esta iniciativa junto al Municipio, para la renaturalización urbana.
El Bosque Urbano Nativo de la Av. 25 de Julio, de acceso restringido, se enfoca en regulación climática y producción ecológica, a diferencia del Bosque Urbano Nativo de Sauces 6, abierto para visitas educativas. Este enfoque técnico maximiza su impacto ambiental, regulando el microclima urbano; se destacó desde el municipio. La ciudad, con solo un 2% de remanentes de bosque seco tropical, enfrenta desafíos como deforestación y urbanización, según la ESPOL.
Impacto del bosque urbano nativo
El Bosque Urbano Nativo contrarresta los problemas de deforestación, captando agua de lluvia mediante biozanjas y fortaleciendo la resiliencia climática. En el marco del primer aniversario, el Municipio organiza actividades para destacar su impacto, incluyendo charlas sobre conservación. La recuperación de microhábitats ha permitido la presencia de hasta 60 especies de fauna, desde grillos hasta escarabajos, según proyecciones de la Fundación La Iguana.
A diferencia de las áreas verdes tradicionales, el Bosque Urbano Nativo evita el uso de césped ornamental, que requiere mantenimiento intensivo. En cambio, prioriza especies como guayacán, caoba y pechiche, cultivadas en el vivero “Nativo” de la ESPOL. Asimismo, el proyecto inspira a la comunidad. Residentes del sur de Guayaquil, como los de Sauces 6, celebran la transformación de espacios degradados en pulmones verdes.
El Bosque Urbano Nativo de la Av. 25 de Julio se suma a otros tesoros ecológicos, como Cerro Blanco y el Bosque Protector Cerro Paraíso, fortaleciendo la red de áreas verdes urbanas. Según el Municipio, estas iniciativas elevan el promedio de áreas verdes por habitante, que pasó de 0,5 m² a 9 m² en las últimas dos décadas, aunque persisten retos en su distribución equitativa.
Por su parte, iniciativas como “Guayaquil, Ciudad que Siembra” involucran a estudiantes en la siembra de árboles nativos, fomentando la conciencia ecológica. El Bosque Urbano Nativo también sirve como modelo para futuras intervenciones urbanas, se informó.