Cada 15 de julio, la Iglesia católica celebra a San Buenaventura, un teólogo y filósofo franciscano que canonizaron por su santidad y aportes doctrinales. Su legado perdura en sus escritos y liderazgo en la Orden Franciscana.
Orígenes y Formación de San Buenaventura
San Buenaventura nació como Giovanni di Fidanza en 1221 en Bagnoregio, región de Lazio, Italia. Recibió su nombre tras una curación milagrosa en su infancia. Según registros históricos, San Francisco de Asís, al orar por su recuperación de una grave enfermedad, exclamó ¡Oh, buena fortuna!, lo que dio origen a su nombre. A los 22 años, ingresó a la Orden Franciscana en 1243 y estudió en la Universidad de París bajo la tutela de Alejandro de Hales y Juan de Rochelle; allí se destacó como un brillante estudiante de teología.
En París, forjó una amistad con Santo Tomás de Aquino, con quien compartió el título de Doctor en Teología en 1257. Su formación combinó la espiritualidad franciscana con el rigor académico, lo que sentó las bases de su pensamiento teológico.
Liderazgo en la Orden Franciscana
A los 35 años, en 1257, Buenaventura fue elegido ministro general de la Orden de los Frailes Menores, un cargo que ocupó durante 17 años. Durante su liderazgo, unificó la orden frente a disputas internas y codificó sus constituciones en 1260, lo que fortaleció su estructura. También escribió la biografía oficial de San Francisco de Asís en 1263, a la que reconocieron como un estándar por la orden, que recopiló testimonios de quienes conocieron al fundador.
Buenaventura rechazó el nombramiento como arzobispo de York en 1265, pero en 1273 aceptó, por mandato del papa Gregorio X, el título de cardenal y obispo de Albano. Participó activamente en el Segundo Concilio de Lyon en 1274, en el que trabajó por la reunificación de las Iglesias de Oriente y Occidente.
Obra y Filosofía de San Buenaventura
San Buenaventura, al que conocieron como el “Doctor Seráfico”, integró la mística franciscana con la filosofía escolástica. Sus obras principales incluyen “El Viaje del Alma hacia Dios”, donde describe un proceso espiritual de ascenso hacia Dios mediante la contemplación, y el “Breviloquium”, un compendio teológico.
Recibió influencia de San Agustín y Aristóteles, por lo que defendió que la razón debe complementarse con la fe y la iluminación divina para alcanzar la verdad. Su pensamiento cristocéntrico enfatizó a Cristo como el centro de la revelación divina.
Canonización y Legado de San Buenaventura
Buenaventura fue canonizado el 14 de abril de 1482 por el papa Sixto IV y declarado Doctor de la Iglesia en 1588 por Sixto V, en reconocimiento a sus contribuciones teológicas. Su santidad se atribuye a su vida de oración, humildad y servicio a la Iglesia.
Asimismo, su legado perdura en instituciones como la Universidad de San Buenaventura en Nueva York y la Misión San Buenaventura en California, que fundaron en 1782.
Impacto Duradero
La influencia de Buenaventura trasciende siglos, especialmente en la teología franciscana y la espiritualidad mística. Sus escritos se estudian en universidades y seminarios, y su vida inspira a los fieles a integrar fe y razón. La Misión San Buenaventura en Ventura, California, y otras iglesias dedicadas a él reflejan su relevancia global.