Los churros son muy fáciles de preparar y, sumado con un relleno delicioso, pueden convertirse en el postre favorito de todos.
Los churros tienen su origen en España, datando entre los siglos XV y XVI, según el Instituto de Historia de la Gastronomía Española. Se atribuyen a pastores que, al pastorear ovejas de la raza churra, crearon una masa sencilla de harina, agua y sal, cocinada sobre fuego en forma de tiras, reminiscentes de cuernos de oveja, de donde deriva su nombre. Este alimento práctico se popularizó como desayuno o merienda en regiones rurales.
Con la colonización, los churros llegaron a América Latina en el siglo XVI, adaptándose a culturas locales. En México, se incorporaron al repertorio de postres callejeros, mientras que en Chile y Argentina se sirvieron con dulces regionales como manjar.
El Instituto de Gastronomía Española documenta su evolución con la adición de azúcar y chocolate caliente en el siglo XIX.
Ingredientes y preparación de los churros
Los ingredientes para la masa son 250 gramos de harina de trigo, 500 ml de agua, 1 pizca de sal y 1 cucharada de azúcar.
Para su preparación, hierve el agua con la sal y el azúcar, añade la harina de golpe y mezcla hasta formar una masa homogénea. Transfiere la mezcla a una churrera o manga pastelera con boquilla estrella.
Luego calienta un litro de aceite de girasol a 180°C y fríe los churros en porciones de 10 cm durante 2-3 minutos hasta dorar. Escurre sobre papel absorbente.
El relleno se prepara por separado. Opciones incluyen 150 gramos de chocolate derretido o 200 gramos de dulce de leche, calentados suavemente. Una vez fríos los churros, inyecta el relleno con una manga pastelera fina por un extremo.
Acompañantes tradicionales
Los mejores acompañantes para los churros, según el Instituto de Gastronomía Española y tradiciones documentadas, varían según regiones y preferencias. El chocolate caliente encabeza la lista, preparado con 200 ml de leche, 100 gramos de chocolate negro y 1 cucharada de maicena, cocido hasta espesar, como se sirve en España durante desayunos y ferias.
Otra opción clásica es el azúcar glas, espolvoreado sobre los churros para un toque dulce, con uso registrado desde el siglo XIX. La miel, especialmente en variedades locales, ofrece un sabor natural y se popularizó en América Latina.
En México y Centroamérica, el café negro acompaña los churros, destacando su contraste con la masa frita, según datos del Consejo Mexicano del Café. La horchata, bebida tradicional de arroz o chufa, se suma en países como Colombia y Venezuela, según el Ministerio de Agricultura de Colombia.
En América del Sur, el arequipe (dulce de leche) y el manjar blanco, documentados por el Instituto de Gastronomía Latinoamericana, son rellenos o salsas comunes, reflejando adaptaciones culturales.