Expertos en salud mental alertaron que algunos estudios sobre trastornos mentales en jóvenes podrían estar exagerando los diagnósticos debido a metodologías imprecisas. El informe publicado en Infosalus señala que estas investigaciones generan alarmas innecesarias, afectando la percepción pública y las políticas de salud mental. El objetivo es promover estudios más rigurosos para abordar esta problemática.

El análisis, respaldado por especialistas en psiquiatría y psicología, destaca que ciertos estudios utilizan cuestionarios autoadministrados y muestras no representativas, lo que infla las tasas de trastornos mentales como ansiedad y depresión en jóvenes. Según el informe, estas herramientas no siempre diferencian entre síntomas transitorios y trastornos clínicos.

Los datos de Infosalus indican que hasta el 20% de los adolescentes podrían ser diagnosticados erróneamente con trastornos mentales debido a estas metodologías. Los expertos piden revisiones más estrictas en la recolección de datos.

Impacto de trastornos mentales en la percepción pública

La sobredimensión de los trastornos mentales genera una percepción distorsionada. En 2021, un informe de UNICEF señaló que uno de cada siete adolescentes entre 10 y 19 años padece un trastorno mental diagnosticado, pero los expertos advierten que estas cifras podrían estar infladas. La falta de claridad en los diagnósticos dificulta la asignación de recursos para quienes realmente necesitan apoyo, como los casos de ansiedad severa o conductas autolesivas. Los especialistas coinciden en que el estigma de la salud mental también se ve afectado por estas exageraciones.

El aumento de trastornos mentales en jóvenes ha sido un tema recurrente desde la pandemia de COVID-19. Estudios de 2022 reportaron un incremento en casos de ansiedad y depresión, vinculados a las desigualdades socioeconómicas y el uso intensivo de redes sociales. Sin embargo, los expertos señalan que no todos los casos reportados cumplen con criterios diagnósticos estrictos. Por ejemplo, un estudio en The Lancet Psychiatry (2024) subrayó la necesidad de regulaciones claras para evitar la explotación de datos en plataformas de salud mental.

Llamado a la rigurosidad científica

Los expertos proponen que los futuros estudios utilicen entrevistas clínicas estructuradas y muestras más amplias para garantizar precisión. También sugieren incluir factores de protección, como el apoyo familiar y entornos escolares seguros, que pueden reducir el riesgo de trastornos mentales. En España, la doctora Elisa Seijo, del Hospital Universitario Central de Asturias, destacó en 2025 que las desigualdades y la incertidumbre laboral agravan la salud mental juvenil, pero no siempre justifican diagnósticos clínicos.

La salud mental juvenil es una prioridad mundial, según la Organización Panamericana de la Salud, que define la salud mental como un estado de bienestar esencial para el desarrollo. Los expertos insisten en combatir el estigma y garantizar recursos accesibles, pero sin inflar estadísticas. El informe de Infosalus marca un punto de inflexión para replantear cómo se estudian los trastornos mentales en jóvenes.