De acuerdo al esoterismo, las piedras preciosas tienen el poder de canalizar las malas vibras, lo que a su vez les da un gran poder protector. Este se basa en tradiciones ancestrales y la litoterapia, que las vincula a chakras y energías.
A continuación conoce cinco piedras preciosas que son ideales para alejar las malas vibras de tu vida.
El poder de alejar las malas vibras
Turmalina negra. Esta piedra fue descubierta en el siglo XIV y es extraída principalmente de Brasil. Se usa en joyería o se coloca en hogares, cerca de puertas, para absorber vibraciones negativas. Su nombre deriva del término alemán “Schörl”.
Amatista. Es una variedad de cuarzo que tiene su origen en yacimientos de Brasil, Uruguay y Zambia. Con registros desde la Antigua Grecia, donde se asociaba a la purificación, se emplea en collares o como decoración en espacios para limpiar el aura.
Obsidiana. La obsidiana, formada por lava volcánica, proviene de México y fue usada por los aztecas desde el siglo V. Se lleva como amuleto o se ubica en esquinas de casas para repeler energías violentas.
Cuarzo rosa. Extraído de Brasil y Madagascar, es conocido desde el 600 a.C. en Mesopotamia. Se usa en pulseras o bajo la almohada para atraer paz y repeler las malas vibras.
Ojo de tigre. Es una gema de Sudáfrica y Australia. Se remonta al Antiguo Egipto, donde se asociaba a la protección. Se lleva como colgante para alejar envidias.
¿Qué es la litoterapia?
La litoterapia es una práctica alternativa que utiliza piedras y cristales para promover el bienestar físico, emocional y energético.
Se basa en la creencia de que las gemas emiten vibraciones que interactúan con los chakras o campos energéticos del cuerpo, según tradiciones ancestrales de culturas como la egipcia y la china.
Por ejemplo, la amatista se asocia a la calma y la turmalina a la protección. Aunque carece de respaldo científico, sus seguidores la emplean en meditación, joyería o decoración.
El término proviene del griego «lithos» (piedra) y «therapeia» (cuidado), y su popularidad creció en el siglo XX con el movimiento New Age.