Alejandro Pincay, de 63 años, desde hace 43 años, trabaja como comerciante de compra y venta de pescado, en los alrededores del muelle flotante de Manta, frente al Yacht Club. Este lugar, punto clave para pescadores, comerciantes y turistas, desde hace varios meses, no cuenta con el muelle flotante, por los embates de las mareas, que deterioran su estructura.
Construido en 2012 para los Juegos Suramericanos de playa, el muelle flotante, después del deterioro ya no cumple su función. Por ello, los trabajadores enfrentan dificultades diarias, pues deben desembarcar entre rocas durante la pleamar. Esta situación genera riesgos constantes y dificulta las labores de quienes dependen del lugar para subsistir.
Los trabajos del muelle flotante de Manta generan preocupación entre comerciantes y pescadores
Accidentes por daños en el muelle flotante
Héctor Gómez, comerciante local, relata un accidente que sufrió mientras trabajaba. Al llevar una poma de agua a un lanchero, resbaló debido al mal estado del muelle flotante. Como resultado, se hirió el brazo. Aunque la herida sanó, Gómez continúa su labor, pues su pequeño negocio representa su sustento.
“Tengo que seguir adelante, porque de esto vivo”, afirma con determinación. Su caso no es aislado. Enrique Cañola, cargador que llega cada día desde Urbirríos 2, también cayó y se golpeó. Sin embargo, persiste en su rutina de trabajo, que comienza a las 5h00 y termina pasadas las 18h00. “Aquí llevamos alimento a casa”, explica, destacando la importancia de su esfuerzo diario.
El área del muelle flotante bulle de actividad sin descanso. Mientras unos terminan su jornada, otros llegan para continuar. Pescadores descargan sus capturas, lancheros trasladan turistas y comerciantes atienden a los visitantes. No obstante, la falta de una estructura segura complica cada tarea. Los accidentes se multiplican, y la incertidumbre afecta a todos. Por esta razón, la comunidad clama por una solución que garantice seguridad y facilite el trabajo.
Escalinata busca suplir la necesidad
Gabriel Toro lidera un proyecto que promete resolver estas dificultades. Su equipo después de la firma de un contrato con el municipio local, construirá una escalinata de cemento junto al muelle flotante para beneficiar a pescadores, lancheros, comerciantes y turistas.
Primero, realizarán el replanteo y nivelación del terreno. Luego, colocarán piedra bola como base. Finalmente, fundirán la escalinata, que tendrá 4,5 metros de ancho y entre 15 y 16 metros de largo. Este diseño asegurará un acceso firme y seguro, incluso en pleamar. Toro estima que los trabajos tomarán 30 días, aunque las mareas podrían influir en el cronograma. El proyecto, con un costo de 6.900 dólares, representa una esperanza para la comunidad.
La nueva escalinata no solo mejorará la seguridad, sino que también impulsará la actividad económica del sector. Pescadores desembarcarán sin temor, comerciantes atenderán con mayor comodidad y turistas disfrutarán de una experiencia más agradable.
Manta sufre daños por oleajes, socavones y accidentes afectan a turistas
El área es lugar de trabajo de comerciantes
Además, la obra fortalecerá la conexión entre los trabajadores y el mar, fuente de su sustento. Mientras tanto, Pincay, Gómez, Cañola y otros persisten en su rutina, confiados en que los cambios llegarán pronto. Su resiliencia refleja el espíritu de Manta, una ciudad que no se detiene ante las adversidades.
En conclusión, el proyecto de la escalinata marca un paso porque reemplaza al muelle flotante. Aunque los desafíos persisten, la comunidad mantiene su compromiso con el trabajo. Con la obra en marcha, el futuro del lugar parece más prometedor, y los trabajadores esperan recuperar la estabilidad que tanto necesitan.