El dólar estadounidense se está depreciando frente a otras monedas, entre otras cosas por la guerra comercial y de aranceles iniciada por el Presidente Donald Trump. Esto podría influir significativamente en la economía de Ecuador. Este fenómeno impacta en las exportaciones, importaciones y remesas. Además, tiene consecuencias para productores, consumidores y familias dependientes de ingresos del exterior.
Exportaciones más competitivas
Un dólar más débil reduce el precio relativo de los bienes y servicios ecuatorianos en mercados internacionales. Productos emblemáticos como el banano, cacao y camarones se vuelven más atractivos para compradores que pagan en euros, yenes o dólares canadienses. Esto puede aumentar la demanda de exportaciones ecuatorianas, mejorando la competitividad de sectores clave. Como señala el economista
Rodrigo Mendieta, analizó el tema en diario Expreso y dijo que “la depreciación del dólar beneficia las exportaciones, especialmente en mercados donde competimos con países que no utilizan el dólar”.
La reducción en el costo relativo de bienes y servicios en Ecuador “facilita la exportación de productos como el camarón, el banano y el cacao, equilibrando los términos de competencia y haciéndolos más accesibles”.
Como Ecuador no controla su política monetaria, no puede devaluar su moneda para ajustar la competitividad. Un dólar débil globalmente actúa como una “devaluación externa” que beneficia las exportaciones. Eso sí, el país no puede influir directamente en este proceso, lo que lo hace dependiente de las dinámicas del dólar. La dolarización limita las herramientas disponibles para manejar los efectos de las fluctuaciones del dólar en la economía nacional.
Importaciones más costosas
Por otro lado, los bienes importados, desde Europa o Asia, se pueden volver más costosos. Maquinaria, tecnología o combustibles, adquiridos en esos continentes se encarecen debido a que se requieren más dólares para adquirir la misma cantidad de moneda extranjera. Esto puede presionar los costos de producción y aumentar el precio de bienes de consumo, afectando el poder adquisitivo interno.
Si las importaciones se encarecen significativamente, podría haber presiones inflacionarias, especialmente en bienes esenciales. Esto afectaría a los consumidores y a industrias que dependen de insumos importados. La inflación importada puede erosionar el poder adquisitivo y generar desafíos adicionales para la política económica del país.
Remesas: aumento en dólares
La depreciación del dólar frente al euro beneficia a las familias ecuatorianas que reciben remesas desde Europa. Un euro más fuerte en relación al dólar significa que, al convertir euros a dólares, las familias reciben más dinero. Por ejemplo, si un migrante en España envía 500 euros y el tipo de cambio es 1 euro = 1.10 dólares, su familia en Ecuador recibe 550 dólares. Este efecto aumenta el poder adquisitivo de las familias receptoras sin que el migrante tenga que enviar más dinero.
Ecuador ha experimentado olas migratorias significativas, especialmente desde finales de los años 90 debido a crisis económicas. Los destinos principales han sido Estados Unidos, España e Italia. Según datos de 2024, las remesas alcanzaron un récord histórico de 5.447 millones de dólares, con Estados Unidos como principal fuente (71,2% del total), seguido de España (16,1%) e Italia (3,3%).
Consecuencias económicas
Las remesas son cruciales para muchas economías en desarrollo, ayudando a cubrir necesidades básicas, reducir la pobreza y estabilizar las economías locales en tiempos de crisis. En Ecuador, las remesas representan una fuente vital de ingresos para muchas familias, mejorando su calidad de vida y contribuyendo al consumo y la inversión en bienes como viviendas.
Por otra parte, un dólar más débil puede hacer que Ecuador sea un destino más atractivo para turistas extranjeros de Asia, Europa y Canadá, ya que su dinero rinde más. Esto podría impulsar el sector turístico, una fuente importante de ingresos.
La caída del dólar puede generar competitividad para Ecuador al abaratar sus exportaciones y atraer turismo, pero también eleva el costo de las importaciones, lo que podría generar presiones inflacionarias. El impacto neto dependerá de cómo se equilibren estos factores y de la capacidad de los sectores exportadores para aprovechar la ventaja cambiaria. Además, va a influir el factor tiempo, es decir, cuánto dura la depreciación y hasta donde llega.